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lunes, 8 de mayo de 2017

Un plano del Azud de los Moros en el AHME


Con la signatura H 173 11 en la sección histórica del Archivo Municipal existe un pequeño plano a plumilla que sitúa y enumera los brazales del Azud de los Moros y algunas particularidades de interés. 
El documento está confeccionado sobre papel timbrado de 1856 formando un cuadernillo de 4 páginas de tamaño folio sin mumerar. 
La portadilla bajo el título Azud de los Moros contiene los sellos del archivo personal de D. Pedro (lo que indica que formó parte de su legado  y es muy probable que fuese material para la redacción de su obra “Institución del riego en Elche) y también los del Archivo municipal con su signatura antigua (formada por el propio D. Pedro, según creo) y el del actual AHME.  

Con la letra de D. Pedro se puede leer:
Planito con la delineación de su boquera, la del brazo de Buterris, la de la Olla y la del algarrobo, con algunas acotaciones vecinales  -- 1857


El interior a doble página con los sellos de papel timbrado, contiene el dibujo y la siguiente leyenda explicativa:
  1. Rambla o río Vinalopó
  2. Azud de los Moros     
  3. Primer brazo de otro azud llamado Buterri
  4. Seg.do brazo titulado la Olla
  5. Tercer brazo ent.do (ilegible:  entrando) por el del Algarrobo
  6.  Boquera de los Brotons
  7. Olivares de Je, (José) Selva últimos del (ilegible : emplazamiento) viejo
  8.  Parada que atraviesa José Selva
  9. Camino denomdo (denominado) de la piedra escrita
  10. Puente con dos acequias de los Brotons
  11.  Puente de José Selva
  12. Olivar y hacda (hacienda) de los Brotons
  13.  Parada que hacen los mismos
  14. Entrada de las aguas del camo (camino) y  brazo del Algor. bo   (ilegible: Algarrobo) a tierras de los  Brotons
  15. Desaguadero de tierras de los otros
El mapa aporta información adicional que puede servir para valorar el alcance del riego del Azud, que recorría la partida de Pusol antes de finalizar en la Bassa Llarguera, una zona semiendorreica parcialmente ocupada hoy por el embalse del Hondo) como veremos. Pese a su carácter esquemático es posible intentar situar sobre el terreno los brazos y hacer un seguimiento de los mismos, mediante Google Maps, SIGELX y Terrasit (sistemas de información geográfica del Ayuntamiento y de la Generalitat respectivamente) y con la serie de mapas y fotografías aéreas históricas disponibles en el IGN, de todo lo cual procuraré ir dando mi crónica aquí. 
Partidor aguas arriba de Buterris

1. La preeminencia del Azud de los Moros
En uno de los artículos publicados en su día por D. Pedro Ibarra resaltaba la importancia -y la diferencia- de este azud con los que estaban a continuación:
"Los azudes", en El Eco Liberal, 22 de mayo de 1892 
Obviamente, al situarse en primer lugar tras Marchena era el principal beneficiario de las aguas vivas procedentes del cauce del río por lluvias, avenidas y sobrantes del riego. Esa posición preeminente y el hecho de que el Pantano estuviera inutilizado las más de las veces, podría explicar su alcance, más allá del camino de la Piedra escrita a la altura del actual Museo de Pusol.
 Cuando describe los azudes en la p. 259 y ss. enumera cuatro brazos:  "El primero que se encuentra siguiendo el curso del Vinalopó, a la mano derecha, es el llamado de los Moros; es el más ancho y más antiguo de los tres. La presa tiene próximamente unos setenta palmos de ancho. En el Patrón de 1892 se describen los brazos y boqueras que comprende: Mayordomos de la caja mayor,  menor  y de los cuatro brazos en que se ramifica, llamados de Guterris o Buterris, de Jubalcarrera, del Algarrobo y del Alcavó. Además están consignados los desaguadores de Buterris y del Algarrobo"... Hay que anotar aquí que un ramal de Marchena también se denomina Alcavó, así que no cabe confusión: se trata de dos elementos distintos con el mismo nombre, por otra parte una denominación tradicional del valenciano-catalano-balear para nombrar las galerías subterráneas. En el Terrasit aparece ese nombre al N. del brazo de Algarrobo. El brazo Olla también se denomina en otros escritos Jubalcarrera, de evocador nombre.
Por otra parte, la mención a los desaguadores indica probablemente que estos brazos llegaban al sur del término, desaguando en lo que antes era La bassa llarguera, un terreno de "saladares bajos" (v. Rippa) ocupado hoy en día por la comunidad de regantes de Carrizales a caballo entre nuestra comarca y la Vega Baja del Segura.
Sobre el terreno aún es posible seguir en bastantes tramos el itinerario del Azud y sus brazos, que se dividen aguas arriba de la Argamasa, en un  paraje que acumula un montón de elementos de interés; sin embargo a partir de ese punto hoy en día tras el entubamiento y su soterramiento no siempre se pueden seguir cabalmente ya que el Azud se ha convertido en una sociedad de riego con la dotación procedente de la depuradora de Algorós que ya vimos en su día y con ello aparecen derivaciones y partidores por encima de los brazos históricos y a lo largo de su recorrido.


2.- El alcance del azud de los moros
Recorte de mapa del IGN remarcando las casas y el camino que menciona el mapa del AHME
Como elemento adicional de reflexión, se da la circunstancia que los brazos de azud llegan curiosamente a la parte "centuriada" del margen derecho del Vinalopó, con restos documentados de villas romanas.
Detalle del tajamar de Buterris

Superposición de acequias aprovechando la profundidad del azud
Véase además: 

DESFACIENDO ENTUERTOS: Assut dels Moros

Palantir en ¿...Y por qué no un blog...? - Hace 2 meses

En algunas entradas dedicadas al patrimonio hidraúlico local mencioné de pasada datos de interés en relación con los azudes del Vinalopó, elementos de importancia histórica teniendo en cuenta no solo el valor del agua dulce de avenidas que podía circular por el cauce, sino también los periodos en los que el Pantano estuvo averiado o bien cuando la Mayor y Marchena no hacían uso del agua que les correspondía; en esos casos era posible derivar al riego las aguas mediante los azudes que escalonadamente se disponían pasada la ciudad. D. *Pedro Ibarra* en su *Estudio acerca de la instit... más »
La fotografía que encabeza la entrada corresponde, según creo al partidor del brazo de Buterris. 

martes, 28 de febrero de 2017

DESFACIENDO ENTUERTOS: Assut dels Moros


En algunas entradas dedicadas al patrimonio hidraúlico local mencioné de pasada datos de interés en relación con los azudes del Vinalopó, elementos de importancia histórica teniendo en cuenta no solo el valor del agua dulce de avenidas que podía circular por el cauce, sino también los periodos en los que el Pantano estuvo averiado o bien cuando la Mayor y Marchena no hacían uso del agua que les correspondía; en esos casos era posible derivar al riego las aguas mediante los azudes que escalonadamente se disponían pasada la ciudad.
D. Pedro Ibarra en su Estudio acerca de la institución del riego de Elche y origen de sus aguas (Madrid, Jaime Ratés, 1914), p. 269 y s.: nos dice:
"...Para completar la exposición del riego de Marchena en la Huerta de los Moros, correspondería también decir algo en esta sección, del importante sistema de canales o AZUDES que se encuentran establecidos en aquel extremo del término de Elche, desde época inmemorial, uno de ellos, por lo menos, con el fin de aprovechar las discontinuas avenidas de este alocado Vinalapó. Ya se recordará lo muy estimadas que han sido y siguen siendo para los terratenientes en la cuenca que beneficia este río, las aguas de avenidas y lo que acerca de este particular hemos apuntado...
El primero que se encuentra siguiendo el curso del Vinalapó, a la mano derecha, es el llamado de los Moros; es el más ancho y el más antiguo de los tres. La presa tiene próximamente unos setenta palmos de ancha. En el Patrón de 1892 se describen los brazos y boqueras que comprende; Mayordomos de la Caja Mayor, Menor y de los cuarto brazos en que se ramifica, llamados de Guterris ó Buterris, de Jubalcarrera, del Algarrobó y del Alcavó. Además están consignados los brazos llamados Desaguadores de Buterris y del Algarrobó. De todos se hace mención, reseñando las boqueras, regantes y tahullas que cada uno de estos tiene derecho a regar, según respectivo empadronamiento..."

(Nota bene: el palmo se estableció en España en 20'87 cm. En consecuencia la presa debía medir más de 15 m. de ancho).


Como se puede ver en la fotografía es más que probable que el actual Azud de los Moros mantenga la disposición del original, aunque la obra primigenia debe estar inmersa entre las piedras y el hormigón del  actual. Más o menos original a la vista apenas queda un contrafuerte o estribo cilíndrico que servía de arranque al canal o rafa del Azud y poco más. El canal va en paralelo al río durante más de 500 m. y a escasa distancia de su cauce; mantiene algunos elementos originales, como la tajea (que en una entrada anterior se presentó como un elemento de Marchena) y el cajero en piedra en algunos puntos. Los brazos del Azud penetran en profundidad en las tierras del margen derecho del río, conectando incluso con el barranco de los Arcos y con los otros azudes.  
Contrafuerte o elemento de separación entre el cauce del río y el canal del Azud


En este punto descarga sus aguas la depuradora de Algorós, lo que explica la tonalidad oscura de sus aguas, la presencia de tarquines y cienos cuando no hay agua y la proliferación de toallitas flotando a lo largo del cauce, en otras ocasiones. En definitiva, uno de los puntos negros de la comarca en agresiones paisajísticas, contaminación y degradación.
Un manto de toallitas flota en el canal
Las rafas o brazos dan soporte a una compleja red de tuberías a varios niveles aprovechando la profundidad de su cauce. 
A la derecha de la fotografía el río; a la izquierda del camino circula el canal del Azud
A lo largo de su recorrido es frecuente ver poblaciones de Ulmus minor en sus riberas. En este caso talados y los renuevos quemados.
Brazo del Azud en el Pont Alt, junto al camino del Barrancó. Obsérvese la profundidad que aún mantiene y las boqueras a distinto nivel

viernes, 25 de noviembre de 2016

Elche en el manual de riegos de José de Hidalgo Tablada

José de Hidalgo Tablada fue un prestigioso e influyente divulgador de nuevas técnicas y cultivos agrícolas e inventor de maquinas para el trabajo en el campo. Especialista y estudioso del cultivo de la vid y del olivo, así como de la elaboración de vinos y aceites, fue autor de numerosas obras sobre estos cultivos que en los años de su publicación fueron ampliamente divulgadas (1). Lo cierto es que la Biblioteca Nacional registra entre sus fondos 30 obras dedicadas mayormente a las materias antes mencionadas. Pese a ello solo he podido encontrar una cita biográfica y bibliográfica aqui.

Una de sus obras más destacadas es El Agrónomo : Manual de Riegos que recopila las distintas técnicas y practicas agrícolas en diversos puntos de la península. A partir de la pagina 152 incluye un estudio fundamental acerca del sistema de riego de Elche, elaborado por Juan Roca de Togores, un autor ya citado en el blog, precisamente un manuscrito incompleto existente en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, en el que se analiza el uso de la presa del Pantano y las posibilidades de riego con su caudal. De hecho es muy posible que el manuscrito y la obra que ahora se presenta forme parte de una mísma matriz. Estamos así delante de la única versión impresa del análisis que el Marqués de Molins hizo en su día de nuestro sistema de regadío, en el que se manifiesta un profundo conocimiento del mismo, hasta el extremo de que podemos afirmar que D. Pedro Ibarra utilizará esta memoria y su esquema implícito como fundamento de su obra Institución del riego de Elche. Origen de sus aguas, referencia y cita obligada para cualquier investigador local. De hecho hay una continuidad esencial en el uso de los términos en ambas obras: azud, partidor, tajamar, brazal, maimón, compañón... e idénticas preocupaciones por las fuentes de Aspe como fórmula para acrecentar y mantener el caudal del Vinalopó, aunque según Roca de Togores, el origen del agua de riego es el Tarafa, a partir de la Fuente del Sastre y otros nacimientos en Aspe, una profunda apreciación que debería ser analizada en todos sus componentes.

A modo de introducción del capítulo dedicado, Hidalgo de Tablada nos dice: 
Medidas y distribución de las aguas de Elche (Provincia de Alicante)
Los datos que sobre este punto tenemos no podemos menos de hacer mención de su procedencia, pues son los únicos que de alguna importancia conocemos han producido la creación de comisionados regios para la inspección de la Agricultura española publicada en real orden de 5 de Octubre de 1848. De los innumerables nombramientos hechos con este objeto, solo los señores D. Joaquin Roca de Togores, D. Mariano M. de Reinoso y el Sr. de Benjumea han dado pruebas de su celo. El primero dando la descripción del estado de la agricultura en la provincia de Alicante, ha hecho un gran servicio, y ha probado sus conocimientos agronómicos, que por desgracia no son nada comunes en la clase á que dicho señor pertenece. La importancia que merecen los datos suministrados por dicho señor al gobierno, sobre los riegos de Alicante, y el sentimiento de gratitud que nos imponen, todos los que dedican algún tiempo, para hacer conocer nuestras costumbres y riqueza agrícola, nos hace publicar lo que sobre este objeto ha dicho el señor de Roca de Togores (1).

Como dato curioso google books presenta al menos tres ediciones digitales de la obra, de las que solo una está completa, pues en las otras dos la digitalización da un salto imprevisto de la página 194 a la 207. 

Enlace a la obra digitalizada completa:
https://books.google.es/books/.../El_Agrónomo_Manual_de_riegos_y_aplicaci.html?...
El Agrónomo Manual de riegos y aplicacion de las aguas de aluvion al cultivo de las tierras. Establecimiento de los ... José de HIDALGO TABLADA. 1851.


Si alguien desea descargar la separata dedicada a Elche, puede pulsar aquí.

(1)V.: http://historiamorata.blogspot.com.es/2015/09/hidalgo-tablada-un-adelantado-de-su.htm

miércoles, 30 de marzo de 2016

El patrimonio hidráulico de la comarca (I)


Introducción general: Los assuts en el cauce del vinalopó aguas abajo de la ciudad
Ya hace algún tiempo dije que el sistema de riego de Elche estaba sobredimensionado para el caudal que normalmente aporta el río, que fue cuidadosamente medido en su tiempo e incluso determinada la extensión máxima de tierra regable. Esta sobredimensión se debe probablemente y al menos en parte a la captación y distribución de los aportes extraordinarios de las crecidas que suele experimentar nuestra comarca y en general el sur de la provincia como consecuencia de episodios de intensas lluvias, frecuentes en otoño y primavera, un rasgo distintivo del clima local. De hecho el pantano de Elche, con lo que costó, ya es un intento de almacenar esos sobrantes, pues el volumen aportado por el río estaba casi siempre destinado en su totalidad al riego (Pedro Ibarra, Estudio acerca de la institución del riego en Elche, passim). 

Una prolongación de la misma idea la tenemos en las balsas de almacenamiento de agua repartidas alrededor de los brazales de la Acequía Mayor, un esquema propio de la agricultura de oasis, tema sobre el que siempre hay que volver. También La contrasequia, un sencillo e ingenioso sistema para desviar las aguas de avenida que pudieran circular por la Acequia Mayor, apartarlas de la población y devolverlas a los brazales una vez sobrepasada esta, pero eso también toca otro día... 
Y para aterrizar, debió ser importante a juzgar por la entidad de los restos conservados, la captación y derivación al riego de las aguas sobrantes o de crecida en el cauce, mediante al menos tres azudes que escalonadamente se disponían aguas abajo de la ciudad: L'assut dels Moros, el de L'Argamassa y el de Comuns.

Tras la conquista de la ciudad por los cristianos se estableció que toda el agua que circulara por el cauce podría ser utilizada para el riego de la parte derecha del río, El Magram, la huerta asignada a los moros (afirmación que debería alpargatarse mediante una cita obligada a las fuentes que ahora no encuentro, tras haberla anotado hace algún tiempo). Eso explica que los tres assuts dirijan sus brazales y rafas mayormente a ese lado. A la vista de la regulación que de ellos se hizo por la Junta de regantes de la Universidad de San Juan, encargada de la administración de Marchena (y de los sobrantes) también es posible que su importancia fuera acrecentándose a medida que se hacía cada vez más evidente que el Pantano no servía para el fin propuesto, quedando las más de las veces inutilizado, así que tras la captación del Assut de les Taules (origen tradicional de la Acequía Mayor) el agua restante corría por el cauce hasta la rafa de Marchena bajo el Molí del Cèntim, donde el partidor de Marchena en la acequia Mayor añadía el agua correspondiente al cauce. El sobrante llegaba a los assuts mencionados, donde se encauzaba y derivaba, creía yo, al sistema de regadío preexistente (Marchena y sus brazales). 
No obstante ello, las avenidas históricas en demasiadas ocasiones terminaron rompiendo los assuts; por ello ninguna de las tres infraestructuras hidráulicas nos ha llegado en condiciones aceptables de conservación e incluso el assut dels Moros se sabe donde está pero apenas queda algún rastro (también volveremos). 

Para terminar de complicar el panorama no hay inventario de patrimonio hidráulico en nuestra comarca, similar, por ejemplo, al que la Confederación Hidrográfica del Júcar ha publicado, incluso en digital, para el resto de comarcas del Vinalopó, (y buen numero de ensayos y artículos alrededor del tema) carencia sin explicación o justificación razonable y que atribuyo sin excepción a los responsables de las Administraciones públicas con competencias sobre el terreno y la materia, a saber: Ayuntamientos, Diputación, Consellería y Confederación Hidrográfica. 
El Clot d'aigua de Quatre Pilars. Foto de Raúl Agulló 
Mientras tanto ese patrimonio se diluye como azucarillo en aguardiente: conducción de Tormo, los aljibes públicos, los molinos, las balsas, los assuts, los minados, las conducciones de riego tradicionales...
Materiales:
http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/25889/1/Huerta_Cultura_Agua.pdf
http://rutasyvericuetos.blogspot.com.es/p/patrimonio-hidraulico-de-elche-y.html
http://www.margallo.org/el-patrimonio-borrado/
Entre acequias y azarbes: el legado del agua en el entornode la Albufera de Elche como revulsivo para un territorio Margarita Guilló Durá y Juan Miguel Montaner Alonso

jueves, 26 de septiembre de 2013

De com es regaven els horts de palmeres d'Elx / GJIU

La revista Mètode de la Universidad de Valencia, dedicada a difundir la investigación en su seno es uno de los lugares que visito de vez en cuando aunque siempre con menos frecuencia de la que debiera, por el interés de sus contenidos y porque puedo acceder a la versión electrónica de los números a medida que se va publicando. De vez en cuando localizo referencias de interés local, algunas de la mano de Gaspar Jaen i Urbán. Me he decidido a presentar en este caso un texto notable del mismo autor demasiado olvidado; de él destacaría que casi sin pretenderlo aporta una perspectiva global y vital sobre el riego en los huertos del Palmeral histórico de Elche que aún hoy es imprescindible entre otras cosas porque mantiene su vigencia. De todas formas, como siempre, recomiendo visitar el artículo original en formato electrónico, entre otras cosas por las excelentes lustraciones del mismo autor. Las dos que incluyo aquí son solo un pálido reflejo. Por cierto, las dos fotos están extraídas del dossier del COACV sobre otro de los sueños de Soler: El Mirador del Palmeral.

   Per a Víctor que, de ‘xequico’,

regava l’hort amb son compare.

L’aigua arribava a l’hort de Motxo des del partidor d’Abet. En ocasions, com que aquest partidor treia poca aigua, posàvem també el partidor de Nijassa (quan no el tenien regant l’hort del Cebo, ja que per aquell temps, a don Jerónimo –un advocat que no exercia, espanyolista, dels antics senyorets d’Elx– li havia donat per regar sovint el seu hort per mor d’un plet que mantenia amb l’ajuntament i, com deia el pare, sempre estava donant la llanda). Alguna vegada, quan els regadors municipals prenien vacances, fins i tot podíem posar el partidor de Candalix. I aleshores sí que venia una bona talla per la caixa d’Abet que omplia tot d’una les séquies de l’hort. El pare solia regar els bancals, on, com a tots els horts d’Elx, hi havia hagut plantats mangraners, però nosaltres, una vegada havien desaparegut d’allí els conreus associats a la palmera, i només hi quedaven unes quantes oliveres esparses, algun ginjoler escàs i algun mangraner secallós que no donava fruit, no solíem fer-ho; preferíem girar l’aigua només quan era imprescindible i tenir-la escampada per les séquies, profundes de tant escurar-les, que s’omplien a vessar, xopant el peu de les palmeres i l’herbam dels marges.
Clot de la Reina. Hort del Palombar
Aquella aigua, més o menys abundant, mesaïna escassa, relativament barata i força dolenta, era l’aigua immemorial que baixava pel riu Vinalopó, la rambla per antonomàsia a Elx, el riu d’arena dels musulmans, una riera de règim torrencial que s’omplia amb les avingudes provocades per les fortes tempestes, i per on, habitualment, baixava només un prim fil d’aigua. Era una aigua que arribava a Elx molt salinitzada, si més no, segons els documents escrits, des de l’edat mitjana, però a partir dels anys setanta del segle XX, a l’elevada salinitat se li afegiren tota mena de residus químics industrials i urbans (olis, detergents, pols de marbre, clavegueres) que abocaven al riu, sense depurar, els pobles de la conca.
Aquests abocaments podien fer de sobte d’un intens color blau turquesa (o blanc, o negre) el cabal de l’aigua que entrava a l’hort. I els residus deixaven sistemàticament en la superfície de l’aigua que anava embassant-se en les séquies unes taques iridiscents, unes línies ondulades de colors bellíssims, un rastre de brutícia que formava corbes capricioses i matemàtiques, lleugerament mòbils. I quan acabàvem de regar, després de set o deu dies, i l’aigua s’endinsava en la terra, la salabror, l’oli i els residus orgànics i químics quedaven al fons de les séquies, tot formant, on més havia dormit l’aigua, una crosta apegalosa i humida que podria les plantes i no deixava germinar les siments i per on els gossos de la casa buscaven restes de quemenjar o animals morts vinguts amb l’aigua. Només la grama, fincant els dits i els ulls resistents entre aquell suc, borrava a l’estiu, ufanosa, indiferent al verí, i calia arrancar-la sovint escurant les séquies; era tan silvestre la grama que, amagada sota terra, havia resistit fins i tot els herbicides, l’ús dels quals s’havia generalitzat a Elx i que el pare, com tots els hortolans (i els jardiners municipals que els substituïren), acostumava a tirar per a assecar la brossa, encara que nosaltres no els vam voler gastar mai, els herbicides, car ho mataven tot, excepte la grama, que, amagada sota terra, s’hi resistia i colonitzava el lloc que deixaven les espècies vegetals més dèbils que havien sucumbit a l’enverinament químic.
Malgrat la brutor de l’aigua, el brossam dels bancals i les palmeres, malaltes des de fèia dècades de cotxinilla, sequera i abandó, agraïen aquells regs d’aigua salada. I a l’estiu, si el fred i la malaltia no les havia fet patir massa, les palmeres mostraven bledanes el plomall de les palmes retallades en el color del cel al capvespre. I a l’hivern, quan la tardor havia estat plujosa, l’agret d’abundants floretes grogues, les bledes grandioses, les malves violeta, els melvins lila, els colls de colom blancs i negres, els llissons, menja de conills, que els humans posàvem en les amanides de ceba, les esparregueres, amb espàrrecs sucosos que menjàvem rostits o en truita, la segaïssa generosa, alguna mata de fenoll... el variadíssim herbam dels horts encatifava els bancals de talls verds i tendres que esclataven de flors de colors diversos només insinuar-se la primavera. Aquesta imatge paradisíaca només podia donar-se, és clar, amb la brossa bona, car la brossa dolenta s’havia d’arrancar tot d’una: soses, saionares, junça, salamandrons, panissola… obsessionaven el pare, que als seus vuitanta anys complits, encara les arrancava, apenes borrar, d’un tironet o d’una fecetada perquè no empestassen tot el camp amb la siment.
No sempre, però, havia tingut l’aigua una salinitat tan elevada. Els arqueòlegs suposaven, amb bon criteri, que en temps dels romans el cabal d’aigua viva del Vinalopó hauria estat continuat i d’una qualitat acceptablement bona per a poder fer l’extensa centuriació d’Illice, centrada per la important colònia Júlia. Tampoc, és clar, havia estat tan enverinada l’aigua, puix que encara en la nostra infantesa, la mare i la iaia ens banyaven en la séquia principal de l’hort, darrere de la casa, sobre un pedrot gran i pla que salvava un petit desnivell i on l’aigua, accelerada pel pendent i l’estretor del pas, corria en passar i cantava. Més endavant, quan van fer la tanca d’obra de l’hort, entubaren aquell tros de séquia i destruïren el pendís dels nostres banys infantils. Vam plantar al mateix lloc un arbre del paradís (ulivo do paradiso, li diuen a Portugal) en record d’aquella infantesa, feliç i lluminosa, mil vegades revisitada, on no hem sabut tornar mai sense un intens regust d’enyor i de mancança.

El jardí del poeta (2000).
El cas és que l’aigua, senzilla, doble o triple, eixia del partidor d’Abet de la séquia Major del pantà. Aquell partidor, que abans es trobava en la perifèria del poble antic, a l’aire lliure, com tots els altres partidors, i on es podia accedir per a desfer els embossos, amb els successius (i funestos) eixamplaments de la població havia quedat embotit en la planta baixa d’un dels vulgars i miserables edificis de pisos del carrer de l’Infante Don Juan Manuel. Alçant una trapa de ferro, en el petit local de planta baixa on quedà instal·lada l’antiquíssima i decaiguda Troneta de partir l’aigua, el posador obria i tancava el modern partidor d’Abet.
Fins a l’hort de Motxo, tot el trajecte de la caixa era ja subterrani, entubat, i anava per les voravies dels carrers a excepció del tros que travessava l’hort del Sol pel migdia. Les diferents parades estaven amagades sota trapes de ferro i només a dues d’elles es podia encara veure l’aigua i en l’escorrim que deixaven per les séquies veïnes podien abeurar els pardalets. Primer venia la parada de l’hort de Sant Plàcido, vora la casa dels pares. Després la de l’hort Que no té portes, enfront de l’hort del Cura, on Tonico ens deixava anar l’aigua dolça per a regar el jardí. Després venia la parada de l’hort de les Almàsseres, que els xicons dels instituts pròxims i de l’immediat col·legi dels Salesians, bandarres i desqueferats, giraven de tant en tant de manera que l’aigua s’escapava als altres horts veïns entre la satisfacció, la gatzara i l’alegria que els donava la malifeta. Després venia la parada de l’hort de la Rogeta, on també solien llevar el portó perquè s’escapàs l’aigua i que també calia vigilar cada matí i cada vespre. Després, tancada amb un cadenat, la parada de la carretera de la Baia, per on es regava l’hort del tio Salvador, on el pare, quan començà a treballar la palma pel seu compte, havia tingut el magatzem. I ja, travessant l’hort de les Pereres, on van fer un col·legi, la conducció arribava enfront de l’institut de l’Assumpció, on es trobava la parada de l’hort de la Coronel·la i on, de tant en tant, deixàvem el portó una miqueta alçat perquè, quan l’ajuntament regava aquest hort (tots els horts dels voltants eren ja de l’ajuntament que, àvid i pèrfid, se’ls havia anat apropiant de diverses maneres) l’escorrim que s’escapava pel dessota banyàs una mica les séquies de l’hort de Motxo.
Quan l’aigua arribava al nostre hort, si venia una bona talla, es dividia en tres ramals i els cabets de l’aigua se n’anaven buscant les séquies que envoltaven els dotze bancals que formaven l’hort, fins que li pegaven la volta i es tornaven a juntar. La majoria dels bancals eren rectangulars, alguns trapezoidals i dos d’ells triangulars. Els altres cinc quadres, dels disset que tenia l’hort, tots ells envoltats de tires de palmeres, simples, dobles o triples, eren ocupats, l’un per la casa, la replaça i el pou de beure; un altre pel jardí vell, que centrava un segon pou amb aigua per a regar i que vigilaven dos llorets i un pi centenari; un altre pel jardí nou que establí el pare per plantar els rosers i sota el qual hi havia un pou de grandíssima cabuda on antigament venien a abeurar ramats de tot el terme; un altre era l’entrada dels camions que venien a emportar-se la palma blanca, i tenia una olivera enmig; i al darrer, on hi havia hagut galliners, conilleres, una quadra i el comú, que havien anat enrunant-se, s’alçava el magatzem que construïren els pares devers l’any cinquanta-sis per al seu negoci de colliters de palma blanca per al Diumenge de Rams.
Dels tres ramals d’entrada d’aigua, el principal anava de ponent a llevant i girava després cap a migdia tot fent una pronunciada corba. Donava la volta a l’hort resseguint el camí vell de Santa Pola, que formava el límit nord i est de la finca. I quan plovia, l’aigua del camí anava a parar a la séquia principal, aprofitant-se també per al reg. El segon ramal anava de nord a sud i, fent ziga-zaga, rodejava la casa i la replaça, el jardí vell i el jardí nou (on les parades havien d’estar ben fetes i segellades amb terra perquè l’aigua salada no es filtràs i assecàs les plantes d’ornament i els arbres fruiters) fins arribar a l’última séquia en direcció est-oest, a migdia, que tancava l’hort. Quan feren l’Hospital General en el bancal dels salessians, al sud, aquesta séquia final quedà encaixonada, fonda, i allí anava acumulant-se l’aigua si el regó era generós. Pero quan allò era encara camp, abans d’alterar d’una forma tan tremenda la vessant natural del terreny, si l’aigua de reg o de tempesta era tanta que l’hort no se la podia beure, seguia cap avall i regava les terres situades al sud. El tercer ramal de l’entrada estava més alt que els altres dos i feia com de vessador de seguretat, ja que només xuclava aigua si venia una bona talla. Amb tot, per aquí el cabal era sempre prim i escàs, alegre i rialler, com un xiquet content; temps arrere havia nodrit un canyar esponerós i dens, però després de construir l’institut i l’hospital, que modificaren tant els voltants, la mare s’entestà a arrancar les restes que quedaven amb la feceta, fins que, insistent, ho va aconseguir. Aquest tercer braç s’unia aviat al segon, una mica abans d’arribar a la séquia fonda del migdia.



Totes les séquies anaven juntant-se unes amb altres, seguint la lleugera inclinació del terreny, de sud a nord i de ponent a llevant, ara cap aquí, ara cap allà, com un serpentí que envoltava els bancals i regava les files de palmeres. I tots els camins de l’aigua desembocaven finalment en la séquia fonda del sud, on s’acumulaven aigua, llimacs, plàstics i residus. En el trajecte hi havia almèdies amb portons de ciment, fustes que es posaven o es llevaven, petits salts fets amb pedres o rajoles per detindre o per alentir el corrent, per formar petits embassaments, per desviar-lo o per tallar-lo. Com en aquell hort no havien entrat mai les màquines d’urbanitzar, en restaven pilonets de pedra arenisca dels portons antics, murets centenaris, un munt de petites obres hidràuliques originàries de la plantació de l’hort en el segle XVII o XVIII que sorprenien l’observador atent amb la seua vivesa i antiguitat, ruïnosa i verdadera.
I un infinit nombre d’insectes vivien en aquell petit paradís que nodria l’aigua del Vinalopó. Formigues, escarabats, panderoles, caragols, sargantanes, centpeus, marranets; avespes, abelles i llobets dels migdies d’estiu; cuques de llum i dragons en la nit. Les merles i els apaputs cridaven al pas de l’aigua i es menjaven els cuquets que sortien del cau. I hi bevien els gats i els gossos de la casa. I els ocells del versos de l’Elegia de la vida de la Mare de Déu, qui
[...]

en el corral tenia

verderols, cagarneres,

gafarrons, paixarells,
xaus, merles, ogarils.
I els pardals de teulada
volaven pel carrer,
li menjaven molletes
de pa en la mà, en la falda.
Els flarets feien nyiu
en els canterets vells.
Forns de llobet. Els reis
feien cauets de fang.
[...]

Quan regàvem l’hort, els mussols i les òlibes saludaven amb els seus xiscles els capvespres que, lluminosos, es reflectien en l’aigua de les séquies. També hi havia hagut serps i eriçons, però havien desaparegut amb la urbanització dels voltants i amb la matança a què els havien sotmès els homes i els automòbils.
I així, tres o quatre vegades l’any regàvem aquell hort de palmeres anomenat de Motxo, situat en l’antic partit rural d’Horts i Molins, com ho havien fet el pare, l’avi, el pare de l’avi i el pare del pare de l’avi...
Clar, que açò passava fa molt de temps, quan encara romania incòlume la ruïna antiga d’algun dels antics horts de palmeres d’Elx, quan encara recordàvem hiverns, estius i primaveres plens de vida i de color. Aleshores, Víctor era petit encara i gaudia pescant en les séquies a vessar per on corria l’aigua, llimacs (dits també perlucs) que en el seu joc esdevenien gambes, peixos, crancs o petxinetes. Les tabales esdevenien vaixells carregats de forment o d’arena que anaven del port de Budapest al d’Istanbul. I els formigons eren mariners que s’aturaven a conversar amb els caragols desqueferats de la riba que feien de pescadors. Intentàvem aleshores que en aquella viva infantesa hi hagués quelcom del millor de la nostra pròpia infantesa, quan érem xiquets i el pare regava l’hort de Motxo mentre la mare escalfava el putxero en el fogaril de fora, sota el cobert per on s’enramava el gran sambac. Intentàvem que es mantingués viu quelcom de la divina infantesa dels homes, com una edat daurada perduda per sempre en el món dels records, tancada per sempre en el món infinit dels papers i de les paraules.

Gaspar Jaén i Urban. Arquitecte, Universitat d’Alacant.
© Mètode 35, Tardor 2002.



miércoles, 7 de julio de 2010

Las aguas de riego en el Bajo Vinalopó (1)

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La historia de la gestión del agua en la comarca además de aparecer vinculada al Palmeral Patrimonio de la Humanidad (http://www.exposelche.com/agua/ o http://www.cult.gva.es/palmeral/data/es04.htmlconstituye una de las preocupaciones constantes en cualquiera de las distintas coyunturas históricas locales. Los agricultores del campo de Elche siempre han estado ahí con sus demandas desde que la posibilidad de trasvasar o/y almacenar el agua se hizo realidad. A los vestigios del aprovechamiento hidráulico romano, con un más que probable embalse aguas arriba de la actual ciudad, al oasis histórico y el complejo entramado de acequias de riego asociadas se deben añadir las obras de canalización, las infraestructuras de regadío como el Pantano o el embalse del Hondo, las estaciones de bombeo, etc. 
El origen directo e inmediato de esta preocupación permanente es el diferencial de rentabilidad agraria secano/regadío, suficiente como para competir con ventaja con otras procedencias en determinados productos e incluso para forzar la estacionalidad si existe suministro de agua. La suavidad del clima propicia la alta rentabilidad por la vía de anticiparse. La primera fruta o las verduras fuera de temporada que gozan generalmente de precio más alto se producen aquí y cuando otros empiezan tienen que hacerlo a precios ya no tan altos; eso proporciona suficiente diferencial como para que el campesino local busque y encuentre agua, financie las obras, compre derechos, etc. Incluso ahora con la generalización de la agricultura de invernadero es posible que ese diferencial se mantenga. 
El esquema propuesto sirve como hilo conductor en la historia agraria local; hasta el aprovechamiento histórico de las aguas estacionales de los barrancos que discurren en paralelo al cauce del Vinalopó, desde las sierras Colmenar y Llarga hasta Crevillente se explica con este esquema, pues cada uno de ellos alimentaba casas de labranza con un terreno regable más o menos amplio según la coyuntura, suficiente para mantener cierto número de personas dependiendo de ellas; restos de magníficas construcciones agrarias hoy abandonadas que cayeron con el ferrocarril y la ampliación de mercados (algunas citadas en entrada anteriores) dejan constancia de ello.
Bajo esa perspectiva también se entienden los esfuerzos en la “agrarización”   del enorme cono aluvial de la desembocadura del Segura-Vinalopó: el empeño del Obispo Tormo o la gran empresa de las Pías Fundaciones del Cardenal Belluga. Allí donde la capa freática se encuentra próxima el regadío es comparativamente más eficiente porque se obtienen idénticos resultados con menos aportes, pero se hace necesario regar para impedir la salinización. Un inconveniente derivado lo constituye la competencia entre la agricultura y el conservacionismo: el “saneamiento” y puesta en marcha de explotaciones agrícolas supuso la reducción equivalente de extensión de una gran zona húmeda, comparable en importancia al Delta del Ebro o la Albufera de Valencia, que iba desde Torrevieja a Alicante abarcando en profundidad la práctica totalidad de lo que hoy se conoce como Vega Baja del Segura y una parte importante del Bajo Vinalopó. Aún hoy, prácticamente acabada la roturación del marjal subsiste el problema por la gestión del territorio (las zonas húmedas del Sur) y del agua (el mantenimiento de niveles de agua en el Hondo, por ejemplo). Y no podemos olvidar el diferencial antes aludido porque la ausencia de agua de riego significa directamente el fin de la agricultura por la imposibilidad material de competir con el mismo producto de otras zonas mejor regadas. Sin agua desaparecerían muchos cultivos y  los autóctonos de secano, no son viables ni tienen salida en un mercado agrario cada vez más universalizado. En definitiva ese diferencial hace que pese a los continuos reveses que sufre el sector la tensión en la búsqueda y gestión del agua de riego esté  presente y que además sea aquí donde se pongan en práctica  nuevas fórmulas para obtenerla; sin embargo, las alternativas al tan reclamado como mitificado trasvase del Ebro (el Jucar-Vinalopó, la desalación, la reutilización de las aguas de depuración, la renovación de sistemas de regadío...) están ahí y no son plenamente funcionales porque existe una actitud obstruccionista en cada una de las opciones como si estuviera todo planificado para conseguir que no llegue agua a estas tierras. En cada uno de los supuestos mencionados aunque se haya superado algún obstáculo, aparece otro nuevo que impide su materialización; por si fuera poco  continuamente  surgen agravantes: el excesivo compromiso político de las organizaciones agrarias las convierte en parte del problema; la bancarrota económica de la Generalitat o la falta de coherencia de los partidos que en cada territorio dicen lo que más les conviene. Todo ello transforma el tema en una auténtica pesadilla kafkiana.
En mi opinión pretender cerrar el grifo del agua quizás sea una fórmula para cortar las alas a un competidor potencial para favorecer supuestamente al productor local. Digo yo que con toda probabilidad en la Mancha, pongo por caso, no pueden producir melones antes que en los Carrizales en igualdad de condiciones por mucha agua que tengan; pero si se corta el grifo del agua no es que los manchegos ganen el mercado de temporada, es que el  hueco que deja la Vega Baja  / Bajo Vinalopó puede ser ocupado por otras zonas agrícolas (digamos que Siria o Israel, de nuevo pongo por caso, que  sí producen al mismo tiempo que el sur de la Provincia productos similares). 

Así todos perdemos.    

Nota: Entresacadas de entre la más que abundante literatura digital, vayan estos enlaces:

EN LA PROVINCIA DE ALICANTE / Cipriano Juárez Sánchez-Rubio

IMPORTANCIA HISTÓRICA DE LOS PLANES HIDROLÓGICOS /
JOAQUÍN MELGAREJO MORENO

ZONIFICACIÓN DE LOS SUELOS DEL ÁREA DE INFLUENCIA HÍDRICA DEL PARQUE NATURAL DE "EL HONDO" EN FUNCIÓN DE LA SALINIDAD /  H. Ayguadé, J. Navarro-Pedreño, C. Guerrero, I.Gómez y J. Mataix Beneyto

SURESTE ESPAÑOL: REGADIO, TECNOLOGÍAS HIDRAULICAS  Y CAMBIOS TERRITORIALES
Francisco Calvo García-Tornel

ACTIVIDAD AGRARIA EN LAS COMARCAS DEL
SUR DE ALICANTE Y COMPETENCIA CON OTROS
SECTORES POR LOS USOS DEL AGUA Y DEL SUELO
Antonio Ruiz Canales, Amparo Melián Navarro
Universidad Miguel Hernández

Memoria de Tesis Doctoral titulada
Elaboración de un modelo predictivo de la acumulación de sales en suelos agrícolas de regadío bajo clima mediterráneo; aplicación a la Vega Baja del Segura y Bajo Vinalopó (Alicante)
Trabajo realizado en el Centro de Investigaciones sobre
Desertificación―CIDE (CSIC/UVEG/GV)
Realizada por:
Fernando Visconti Reluy

SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE FUTURO DE UN PAISAJE CULTURAL: LA HUERTA DEL BAJO SEGURA (ALICANTE)1
Gregorio CANALES MARTÍNEZ
José Antonio SEGRELLES SERRANO


AUMENTO DE RECURSOS DE AGUA: NUEVAS TECNOLOGÍAS Y REPERCUSIÓN SOCIOECONÓMICA EN LA VEGA BAJA Y BAJO VINALOPÓ
Cipriano Juárez Sánchez-Rubio

CONCLUSIONES DEL INFORME SOBRE LAS REPERCUSIONES ECONÓMICAS,
SOCIALES Y MEDIOAMBIENTALES DEL PHN EN LA PROVINCIA DE ALICANTE

COEPA
Coordinador: JOAQUÍN MELGAREJO MORENO
Dpto. Análisis Económico Aplicado
Universidad de Alicante






Foto de Javier Falcó en Portfolio  www.javierfalco.com

Que un cráter lunar se llame Perito en Lunas Miguel Hernández