martes, 25 de septiembre de 2012

El Barranc del Grifo entre un punto interesante y otro: crónica de una excursión



Al principio del verano, allá por el mes de junio dejé mis salidas en un punto apasionante (para mí): la conexión entre el camino ibérico del Barranc de Grifo con las carriladas que me enseñó Sergio, conocedor con detalle de la zona, en los alrededores de la planta de Els Cremats. Pronto volveré al paraje y trasladaré aquí mis pesquisas. En concreto me dejó sobre ascuas  el final del camino íbero en el interior del Barranco del Grifo en los alrededores del acueducto sobre el viejo camino a Monforte. 

Se llega a un punto en el que sería materialmente imposible que las carriladas siguieran por el fondo del barranco en dirección a Elche porque el modelado del agua  y un lomo de arenisca complican la continuidad del trazado. 

Llamó mi atención un camino de tierra que sale del cauce para regresar a él transcurridos unos 500 ó 600 m. una vez superadas las dificultades, sin otra utilidad aparente. Para quienes no se sitúen diré que el Barranco del Grifo y el de San Antón confluyen pasado el campo de fútbol y la resultante se dirige a La Alcudia; en consecuencia no resulta descabellado pensar en una vía de acceso a lo largo de su recorrido hasta la ciudad íbera (a esta altura cualquier salida a la derecha te lleva al Barranco de San Antón).  

Durante todo el verano he estado pensando que había que ir y buscar huellas del viejo camino íbero a partir de la reentrada del camino de tierra. Aprovechando uno de los escasos días suaves de este verano inclemente, el 2 de septiembre decidí retornar a ese punto. He de decir que las huellas encontradas son poco consistentes (aunque haberlas, haylas, y lo veremos otro día) en especial porque inmediatamente se llega a dos infraestructuras hidráulicas contemporáneas destinadas a retener los arrastres y convertir el barranco en tierra cultivable, con lo que se pierde el  lecho original con un montón de tierra encima. La incógnita, tanto del camino de tierra como de la existencia del camino íbero tras el lomo de arenisca, queda para los arqueólogos.
Al fondo, tras la palmera la loma de arenisca
Detalle de la 2ª presa. Al fondo la 1ª
Detalle  1ª Presa y estribo

Las presas citadas se mencionan en un artículo que incluí en una entrada en la prehistória del blog:
Obras de desvío y conducción de aguas de avenida en el Término Municipal de Elche / Ramón Ires Más,Santiago Camarasa Segura, Francisco Ides Más


Barranco del Grifo
En este barranco, dos han sido las obras encontradas, muy juntas y sin embargo de distinta misión. (5b) es una típica obra de desvío de aguas de avenida, con un azud de planta circular y escasas trazas de la boquera, sobre la margen derecha. Azud y canal (5b)(5a) se encuentra pocos metros aguas arriba de la anterior, y no es como las demás, ni estructural ni funcionalmente. Se trata de una presa de planta circular y más de cuatro metros de altura con una considerable sección escalonada, y recios estribos laterales de apoyo construida a base de mampostería con argamasa de cal, y con recubrimiento exterior de sillería perfectamente trabajada. Cubre todo el cauce de lado a lado, y su función no era la de desviar agua para el riego, sino la retención de las aguas junto con los materiales sueltos que arrastraban, generando una apreciable extensión cultivable con un suelo de excelentes características. 

Una vez perdido el rastro, decidí seguir por el barranco en lo que resultó una amena excursión con interesantes notas botánicas: algunos ejemplares de pino de Halepo (2’60 y 2’80 m. de circunferencia a 1’20 de altura) 
Lentisco 1



Lentisco 2 junto a la primera presa

Detalle del lentisco 2


















y dos lentiscos probablemente centenarios, además de una chumbera no afectada por la cochinilla del carmín, cargada de higos de pala en su punto (probablemente tratada). Y al final, como gozoso contrapunto un pino piñonero de más de 15 m. de altura y 3 m. de diámetro en su base, digno sucesor del Pino de San Antón por su porte.












De lejos ya destaca
EL bastón apoyado en su base mide 1'20 m.

Por lo demás, decir que estuve muy acompañado ya que el barranco es paso casi obligado para quienes desean practicar Mountain bike desde la ciudad para internarse después en las sierras y los caminos del Norte del término. De hecho neófitos y expertos acuden a enfrentarse al  “salt de la batacá” no hace falta imaginar por qué.


jueves, 20 de septiembre de 2012

MATERIALES PARA LA REFLEXIÓN POLÍTICA: un artículo de Stefanie Claudia Müller y dos notas



Aunque a estas alturas se podrían apuntar varios artículos, entradas y comentarios circulando por las redes sociales, me ceñiré a un interesante artículo. En algunos lugares http://www.meneame.net/ se afirma que  no es una traducción literal y se llega a sugerir que hay dos presentaciones distintas del tema (para Alemania y para España) la reflexión me parece imprescindible.

 [El rescate a España: la situación del Estado español] / Stefanie Claudia Müller

Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los gobiernos de Alemania y España, acompañados de un nutrido grupo de empresarios, y donde seguro hablarán sobre las condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a España o a su sistema bancario.
En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con gran expectación que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal Constitucional alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad o no del rescate europeo y las obligaciones derivadas para los alemanes.
En Alemania crece la crítica contra la supuesta “mentalidad de fiesta” de los españoles; en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta dureza de la canciller Merkel.
Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan ambos gobiernos y la mayoría de los medios.
España no es Grecia, pero España puede ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.
España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones políticas.
Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado.
Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público -234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011-, excluyendo la Seguridad Social -23.000 millones-, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente inaceptables.
Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con lo dicho, nada tienen que ver con salarios demasiado altos -un 60 % de la población ocupada gana menos de 1.000 euros/mes-, pensiones demasiado altas -la pensión media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE -15- o pocas horas de trabajo, como se ha trasmitido a veces desde Alemania.
España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial ni creatividad.
Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel.
La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio.
En España no existe separación de poderesni independencia del poder judicialni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista.
Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país.
Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.
Las ayudas para España, igual que para otros posibles candidatos de rescates, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados.
En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos.
¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar los fondos de la UE?
Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren que la UE investigue sus cuentas.

Control estricto y duras condiciones:
Ya el caso de Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un control estricto y condiciones duras.
Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa.
Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden eliminar.
Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de Europa no puede ser manejado por  personas tan increíblemente venales.
La pasada semana el ministro de Industria Soria - imputado también por corrupción urbanística en Canarias - acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de Ministros de favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa, de la que había sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que reciben más de 7.000 millones de euros de subvenciones anualmente.
Y Rajoy, al que entregó una carta probatoria, ni dijo ni hizo absolutamente nada.
No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna.
En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.
Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero. Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes.
El déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos).
Pero lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa :101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.
El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España.
En noviembre de 2011, el Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres meses para calcularlo con toda precisión.
A finales de marzo, se dijo que definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas.
Dos semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.
Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después, Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011.
Lo único que sabemos es que están todas infravaloradas.
El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y en 2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa. 
Como dice el Gobierno de Rajoy, “estamos en la senda de convergencia”. Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.
Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de representatividad y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro.
Esto es lo que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall para toda Europa.
Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera, muchos en Alemania.
Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD. 
La antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.
Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica de su Historia.
Es un sistema corrupto e ineficiente.
La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas.
En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.
*Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista.



Por otra parte, dos ejemplos recientes al hilo de lo dicho: el seguimiento de el diario digital El Aguijón en torno a Eurovegas y la supuesta dimisión de Esperanza Aguirre:

Un evento local, sin comentarios:

Imágenes:

sábado, 15 de septiembre de 2012

La otra memoria histórica: los años del hambre en el campo de Elche y el Tío Pepe Coves

Botín de un estraperlista

A imagen y semejanza del estado fascista, inspirándose en los modelos hitlerianos y mussolinianos, con el agravante de haber accedido al poder tras una cruenta guerra civil el primer estado franquista impuso un modelo autárquico que pretendía la autosuficiencia económica obligado además por el bloqueo internacional tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Al margen de éxitos puntuales (Pegaso) o soluciones pintorescas (los automóviles con gasógeno) y de rotundos fracasos, lo cierto es que la autarquía institucionalizó el mercado negro y el estraperlo, con personajes que a menudo estaban en ambos lados del sistema: como autoridades en el aparato del control de precios y a la vez como estraperlistas inmunes amasando grandes fortunas.

En el ámbito agrario se impuso la tasación de precios y una férrea disciplina en la  producción y el consumo con las cartillas de racionamiento que vino a significar miseria para los productores y hambre para los ciudadanos.  El fracaso del sistema fue general, especialmene evidente en el ámbito agrario ya en los primeros años de la década de los cuarenta, hasta el extremo de que la propia población los bautizó como los años del hambre.

Como elemento de reflexión y propuesta para que se abran líneas de investigación, debe anotarse la escasa importancia que intelectuales y académicos otorgan a la agricultura de este periodo en la comarca. En digital no hay información relevante, aparte de notas dispersas dedicadas a la industria del calzado (Miranda Encarnación, Martín Sevilla) y en formato impreso tampoco salvando algunas incursiones de Baltasar Brotons o referencias genéricas en los autores que investigaron el periodo en general (Ros Hombravella, et al.) y para la agricultura (Martínez Alier, Naredo). Y ello pese a que en nuestro caso al menos fue un momento (el último hasta la fecha, aunque al paso que vamos vete tu a saber) en el que la ciudad miraba al campo. 

La miseria fue más grave en el pueblo; sirvan como ejemplo los dátiles locales hoy denostados, que se consideraban un manjar tanto los de buen sabor como los ásperos y se consumían maduros, pero también verdes previamente hervidos y endulzados. Hasta el hueso molido servía para engañar el hambre... 
Por eso era importante tener familia en el campo, para comer al menos una vez a la semana mas o menos bien y aprovisionarse de productos básicos; barrios enteros formados por inmigrantes de origen comarcal, lugares en los que aún quedaba familia y a los que se volvía casi cada fin de semana a lomos de bicicleta. El campo de Elche aún mantenía los sistemas de riego tradicionales con un aprovechamiento intensivo y una diversificada producción: huevos, carne, cereales, aceite, fruta, verduras. En mayor o menor escala todo se producía en cada casa con las vistas puestas en la autosuficiencia de manera que los excedentes se dirigían con provecho, pese a los rígidos controles del aparato del estado franquista como veremos, a abastecer a la ciudad.

En ese contexto cabe situar la historia que hoy nos ocupa: el Tio Pepe Coves, propietario de una conocida almazara que escondía una parte de su producción para venderla en el mercado negro, tras una delación es castigado con una multa de infarto (20.000 pesetas), con un mes de prisión en el otro extremo de la península (Nanclares de Oca) y unos 1500 Kg de aceite incautados por las autoridades. En definitiva el duro castigo por hacer lo que falangistas y otros personajes del sistema estaban haciendo a la vista de todos.

Raúl Agullo Coves nos narra el hecho y ofrece otros datos de interés local:
José Coves Amorós, falleció el 13 de mayo de 1969, no sin haber padecido también anteriormente las restricciones de la posguerra, como prueba la circunstancia por ejemplo de que en el año 1946 fue recluido durante un mes en el campo de concentración franquista situado en Nanclares de la Oca, como castigo tras serle incautado aceite escondido en un pozo que hay semioculto bajo el hueco de la escalera que da acceso a la “cambra superior” en su caserón de Asprillas.

Por otra parte, unos años después de su fallecimiento, hacia 1975 fue cuando su mujer María Irles Oliver –varios de cuyos familiares fueron emigrantes en Francia– se hizo construir un edificio en la céntrica Glorieta de Elche, concretamente en la actual calle Hospital nº22. Este solar era propiedad tanto de ella, como de su hermana Emilia Irles Oliver, donde había existido desde antiguo el popular Bar Enrique, y además curiosamente allí por el mismo solar transcurre enterrada la Acequia Mayor del Pantano hasta llegar justamente a desembocar su último partidor de riego en el linde con su ya citada finca originariamente de los Soler de Cornellà de Asprillas –El Palombar–. En la actualidad, la casona típica ilicitana de este próspero labrador se encuentra parcialmente en estado ruinoso, pero la finca se explota agrícolamente con riego por medio del sistema de goteo que ha generalizado la compañía Riegos de Levante, y además en ella se puede admirar un ejemplar monumental de Carrasca centenaria que plantó el Tío Pepe Coves y que sería digna de conservación puesto que en el término ilicitano sólo han sobrevivido unos 10 árboles de similares características. Además, destaca también entre su entorno paisajístico que frente al acceso principal de esta finca nos encontramos la torre de San Matías en buen estado de conservación como bien inmueble protegido por el Catálogo Municipal, siendo de estilo modernista y construida por la misma familia que fue propietaria de la Banca Peral en Elche.

Detalles del pozo semioculto

Fuente:
  


Material sobre el periodo autárquico:
El mercado negro del aceite de oliva

Fotos e ilustraciones de la entrada:
Documentos y cupones cortesía de Raúl Agulló Coves





miércoles, 12 de septiembre de 2012

15 S: Marea multicolor en Madrid



1.- La Cumbre Social.
Si el movimiento 15 M fue la primera respuesta social al retroceso generalizado en las condiciones de vida de una parte cada vez más importante de la población podemos considerar la CUMBRE SOCIAL como un paso más, el primer órgano unitario que encauza hoy el malestar ante los ataques de la marea azul del PP a una serie de derechos que se creían consolidados; los retrocesos en asistencia social, pensiones, atención sanitaria, educación, etc. son tan alarmantes que solo cabe una respuesta unitaria como primer paso para romper la prepotencia del PP y reponer paulatinamente las posiciones perdidas. Se dice que más de 150 organizaciones distintas apoyan el 15 S en una clara demostración de que se puede converger desde posiciones diversas, un ejemplo de unidad de acción sin precedentes. Y es casi inevitable que sean precisamente las centrales sindicales las impulsoras de la cumbre social y de las manifestaciones y otros actos de protesta social, porque son las únicas entidades presentes en todo el Estado que aún cuentan pese a todo, con suficiente capacidad y prestigio para encabezar el movimiento. Algunas organizaciones pretenden desmarcarse alegando aspectos criticables de la convocatoria y de la práctica sindical mayoritaria, en un momento en el que la desmovilización es un sinsentido porque nos estamos jugando el futuro y en cualquier caso la responsabilidad recaerá inevitablemente en su mayor parte sobre las centrales sindicales, así que tienen que apretar porque también se están jugando el suyo. También debería ser lógico el siguiente paso: impulsar y favorecer acuerdos entre todas las fuerzas políticas para un programa de gobierno basado en el retorno paulatino de las condiciones perdidas en los distintos niveles de la representación social (Ayuntamientos y Diputaciones, CCAA y Estado). Tal y como andan las cosas no debe ser difícil alcanzar un compromiso de mínimos y de pasos a seguir independientemente de la marca electoral y de los resultados electorales. Para mí, la unidad de acción debe traducirse en un programa común de los partidos progresistas, con un compromiso explícito y publico.


2.- Una marea multicolor
Apenas se ha comentado, pero cada entidad convocante repartirá, con el billete del autobús sus propias camisetas, con sus colores y su eslógan, y cada sector saldrá desde un punto distinto para converger en el lugar elegido. Cada agrupación y cada organización llevará sus consignas hasta formar una marea de reclamaciones que se traducirá en una explosión de colores sobre Madrid, un arco iris reivindicativo. Cada uno por lo suyo y entre todos en una dirección: ya era hora.

Fuente del cuadro:


Declaración de la Cumbre Social.
Texto íntegro de la Declaración que se aprobó el 25 de Julio en la Cumbre Social celebrada en Madrid.
Cuando en la segunda mitad de 2008, la economía productiva de Estados Unidos y Europa se empieza a contagiar del enorme fraude iniciado en el sistema bancario norteamericano con la emisión de unos sofisticados productos financieros por valor de billones de dólares, los dirigentes políticos europeos no se pusieron de acuerdo sobre el impacto de la crisis. Unos negaron reiteradamente que la crisis financiera llegara a adquirir la dimensión de crisis económica y productiva internacional; otros agitaron en sus respectivos países el deterioro de los grandes indicadores macroeconómicos para arremeter contra sus adversarios políticos en el Gobierno y acusarles de incapacidad e insolvencia. Reclamaron desde la oposición las conquistas del Estado de bienestar y proclamaron solemnemente su compromiso con los derechos sociales y laborales.

Unos y otros desoyeron las iniciativas de voces autorizadas de la economía y fundamentalmente del movimiento sindical, exigiendo otra política para salir de la crisis y medidas para la reactivación económica, el empleo y la cohesión social. Después de vagas promesas de inversión pública dirigida a activar la creación de empleo, los mandatarios de todo el mundo abrazaron la misma política que había provocado la crisis: fuerte desregulación de derechos, incompatibilidad entre el Estado social y el equilibrio de las cuentas públicas, y máxima prioridad para contener el déficit en el menor tiempo posible. Tras cuatro años de liberalismo en estado puro el resultado no admite dudas: más crisis, más recesión, más desempleo, menos cohesión social, menos Estado e incremento sostenido de la injusticia y la exclusión social. La política y la democracia empezaron a ser derrotadas por la economía especulativa y los mercados financieros. 

En España, la situación se nos antoja paradigmática. Los que gobernaron ayer acabaron asumiendo "por responsabilidad" los postulados del neoliberalismo. Los que lo hacen hoy ganaron las elecciones con un programa y gobiernan con otro. Un descarnado ejercicio de fraude democrático que en el caso del Gobierno de Mariano Rajoy parece no tener límites. En poco más de seis meses ha acabado con la arquitectura del derecho laboral que surgió de la transición democrática; hace más difícil la vida a las personas en paro; empobrece a la inmensa mayoría de asalariados y pensionistas; se muestra hostil con la inmigración; niega el presente y el futuro de los jóvenes; ensancha el territorio de la desigualdad entre géneros y vuelve a negar el derecho de las mujeres a decidir sobre el aborto; corta de raíz la cooperación al desarrollo; penaliza la actividad de los autónomos; ningunea la investigación y la ciencia; abandona a las personas dependientes y a quienes les atienden; arrincona la cultura; deteriora los servicios públicos y asesta un duro golpe a la educación y sanidad públicas; cuestiona y/o niega derechos y libertades en una acusada deriva autoritaria; exhibe una voluntad enfermiza de perseguir a los sindicatos y colectivos de representación ciudadana; se obsesiona con el déficit; olvida la inversión pública, la actividad económica y el empleo; camina inexorablemente hacia los 6 millones de parados a finales de 2012. Y todo ello para tratar de encontrar la confianza de los mercados financieros y de la Unión Europea, que no solo no logra, sino que recibe a cambio humillación y desprecio. 

Ha llegado el momento de decir basta. Así lo demuestran miles de ciudadanos y ciudadanas que salen a la calle en distintos puntos del país -quizás por primera vez en mucho tiempo- para defender sus derechos. El 19 de julio fueron millones de personas las que llenaron las calles de España para rechazar los recortes del Ejecutivo. Y en agosto volverán a salir manifestarse a pesar del periodo estival.

No vamos a parar. En septiembre, las organizaciones que hemos participado en la Cumbre Social nos proponemos intensificar la movilización social y democrática para hacerla más contundente y masiva. Recurriremos a todos los instrumentos que la Constitución pone en nuestras manos y expresaremos el firme rechazo de la mayoría de la sociedad a unas medidas que arruinan la economía, contraen el consumo y quiebran el modelo de convivencia de los últimos 35 años. 

EL 15 DE SEPTIEMBRE CENTENARES DE MILES DE CIUDADANOS Y CIUDADANAS MARCHARÁN A MADRID DESDE TODOS LOS RINCONES DE LA GEOGRAFÍA ESPAÑOLA PARA DECIR NO A TANTA INJUSTICIA. De inmediato emplazaremos al Gobierno a que no prolongue ni profundice una política tan ineficaz como injusta y convoque un referéndum para que la ciudadanía se pronuncie sobre las medidas aprobadas. Si no lo hiciera, seremos las organizaciones de la Cumbre Social las que llevemos a cabo la convocatoria de una CONSULTA POPULAR y con el resultado de la misma actuar en consecuencia. 

Extracto del folleto de CCOO-PV:

Si quieres venir con nosotros, colabora con la compra de un bono (10 €), que da derecho al viaje de ida y vuelta a Madrid, más una camiseta (necesitamos nos facilites talla, las tallas que tendremos serán: XXXL, XXL, XL, L, M, S.). 

Bono para el autobús de 10 euros: se deberán adquirir con anterioridad en cualquiera de las sedes del sindicato y se entregarán en la subida al autobús que corresponda. Con este bono se hará entrega de una camiseta.
Si no puedes asistir y quieres colaborar hay un bono solidario de 5 € (incluye camiseta).
 Bono de colaboración de 5 euros: con este bono se hará entrega de una camiseta y una chapa. También se podrán adquirir en cualquiera de las sedes del sindicato.
Lugares y horario salidas autobuses
Alicante: 4.00 h desde la Cafetería Castell, calle Doctor Marañón, 8 (descampado de Información).

Benidorm: 4.00 h desde la puerta del sindicato.

Dènia: 4.00 h desde los Juzgados.

Torrevieja: 4.00 h plaza del Molino.

Crevillent: 4.00 h paseo de Fontenay.         

Elx: 4.00 h calle Illueca.

Novelda: 4.00 h gasolinera Panach.

Elda: 4.00 h avenida Reina Victoria.

Villena: 4.00 h avenida la Constitución.

Alcoi: 4.00 h plaza Al Azraq (plaza Juzgado)

  2.    Hora del Acto 12 h. en Plaza de Colón con finalización sobre las 14,00 h.
               3.   Hora y lugar salida de Madrid: 16,00 h.
Más información y lista de autobuses aquí:



IMPORTANTE: Hay que ponerse en contacto previo con los organizadores para acceder al autobús y para las camisetas.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Elx: la ciutat que m'ha parlat / Josep-Antoni Ybarra


Pretendía ilustrar la entrada de hoy, un notable artículo de Josep-Antoni Ybarra publicado en la revista Festa d’Elx de este año. Dado que fue uno de los pocos que aparecieron sin el correspondiente aparato gráfico quise diseñarle uno a medida y ahí empezaron mis dificultades. Las ilustraciones que merece son sonidos: de sirenas de fábrica, de campanas, de la calle (como el xirimiri del “Afilaor i paragüero” o el “arrop i tallaetes” en grito, los llantos, el entrechocar de las fichas de dominó, la letanía del Rosari de l’Aurora...) los de la fiesta: los truenos y el silbido de los cohetes y por encima de todo (o por debajo, no sé muy bien como) música y canciones: tangos de Gardel, el Misteri, “Venim de la mar”, “Anem a fer herbetes”...
La Teulera, que es lo últim del Raval...
Antes de que a alguien se le ocurra decirlo diré que se podrían buscar, juntar y construir una banda sonora acorde con el guión para ofrecerla en cualquier medio digital de acceso publico y montar el enlace de manera que se pueda escuchar mientras se lee; sin embargo con tal refinamiento nos quedaríamos a medio camino porque la sinfonía que Josep Antoni oye no es esa... Se me ocurre que podrían ser los latidos de la ciudad a la que nunca le pierde el pulso y que ausculta con detalle porque le indican muchas cosas que otros apenas si sabemos oír. Así que sean indulgentes con las ilustraciones elegidas, son culpa mía y escuchen, sobre todo escuchen...

ELX: LA CIUTAT QUE M’HA PARLAT

Josep-Antoni Ybarra
Universitat d’Alacant

La ciutat sempre ha parlat. Ha dit tantes i tantes coses que les seues paraules i murmuris ens han arribat a ensordir. No sé ara mateix, si la seua veu és tan neta i clara com ho era adès, però, segur estic que les paraules i els missatges que allí s‘escoltaven eren ben cridaners.
Quin seria el primer soroll de la ciutat que arribà als nostres sentits? És difícil de precisar-lo. Potser la sirena de la fábrica de Ripoll? Les campanes de l’església de Sant Joan? El xiulet de l’esmolador quan, carregat amb la bicicleta, passava per la replaceta de la tenda de Maciano? El toc de la campana de Calendura? Els trons de la Nit de l’Albà?..… Tants i tants murmuris, sorolls i crits, que no ens adonàvem...; resulta però, que la ciutat sempre ens ha parlat.
Les reunions de la gent sempre eren semblants: vingueren de fer herbetes, estigueren fent faena, anaren a una boda, a un bateig o a un enterrament, sempre hi havia un cant o una cançó pel mig. El poble d’Elx sempre ha sigut molt cantador; podríem dir que de vegades, en lloc de parlar, cantava, o si es vol dir així, parlava cantant. I d’aquesta manera, tantes i tantes veus per tants i tants racons de la ciutat, és el que ens han fet oir una ciutat que, cantant, ha canviat.

La gent que anà i passà la guerra, cantava tangos: “Adios Muchachos”, “La Cumparsita”… Gardel era el seu ídol. També estaven les havaneretes i totes aquelles cançons que parlaven d’Elx: “De l’aigua dolça venim”, “Per que visc en la teulera” i tantes altres. Eixa era la veu que, quan es reunia la gent –els actes socials d’aleshores–, s’escoltava. Recorde que la primera vegada de què tinc conciència d’anar a un acte social, fou una boda d’algun conegut dels meus pares. Havien netejat i habilitat un local-magatzem on normalment s’aguardava el carro i el carromato; havien posat una taula correguda en forma d’una u gran, i cadires de tisora plegables al seu voltant. El record que tinc és doble; en primer lloc, perquè per primera vegada en la meua vida vaig vore posar, al meu veí de taula, dins d’un vermutet una oliva!
Una idea curiosa vaig pensar. Per què ho faria aquell home que en aquella boda em tocà com a veí de taula, enfront de mi? No sé quina seria la seua raó, però el que sí puc dir és que després d’aquell dia, al llarg del temps, ha estat un costum que he fet meu per sempre més; sempre pose, no una oliva, sino dos, quan em faig un vermut. La idea és genial. La oliva no sols li canvia una mica el tast al vermut, llevant-li amargor, sino que quan s’ha acabat el vermut, pots disfrutar d’eixa sorpresa que representa el tenir una oliva, o dos, dins del got –com un tresor– que te l’has estat aguardant quan ningú no en té ja, i que tu el pots disfrutar encara..  a banda de què té un gust –l’oliva– igualment diferent, entre agre i dolç, ¡¡meravellos!!
Però tornant a la boda, a aquella reunió social que per a mi fou la primera, recorde una segona impressió que se m’ha quedat gravada per sempre al cap: la figura de mon pare alçant-se de la cadira: de sobte s’alçà i començà a cantar. La veu de mon pare era una veu entre forta i dolça, com la d’un tenor aficionat; cantava tangos. Li agradavem amb deliri. Era un home que havia estat cinc anys en la guerra (entre el front, el batalló de càstig i els camps de concentració posteriors per haver servit al band republicà, al seu band sense cap malícia en cap sentit). A mi, aquella situació en la boda, m’avergonyí perquè tots el miraven… No em semblava normal això de posar-se dret de forma espontània i començar a pegar crits. I jo al seu costat, enmig de les mirades, i pensava en quins comentaris faria la gent? Mon pare cantant tangos, enmig de tanta gent, en una boda, tots bevent vermut, vi, nuvolets, cervesa i pepsi-cola (eren begudes exòtiques encara), menjant faves bollides, olives, caragols, clòtxines de llauna, i entrepans de formatge i sobrassada com a plats forts. Era tot el que teníem: veu per a cantar i fam per a repartir.

En les reunions socials, com ara les bodes de l’època, era el més normal. La vergonya, aquella que vaig passar en aquella ocasió, amb el temps se’m passà. Temps després vaig comprendre la força del tango, la cançò, la reunió, la germanor gremial, l’amistat, l’amor, el desig, la ràbia callada i la frustració, que desprenien aquelles cançons de misèria i de gana d’oblidar, i tal volta de fugir d’una situació difícil. Els cants d’aquella gent que venint d’un origen comú, els aguardava un mateix destí: el treball i el sacrifici per sobreviure. Aquells eren moments d’esbarjo on es compartien alegries i penes. En realitat eren els crits de protesta que la ciutat llançava quan els homes es juntaven pel motiu que fora: bodes, batejos o comunions, tan se val. Era el sentiment compartit d’una postguerra de gent que ho havia passat, i ho estaven passant encara, francament mal. Aquella gent que tenia davant meu s’havia jugat la vida al ficar-los en uns batallons que ells no havien triat, havien vist morir a amics, coneguts i fills…. ¡¡quina pena tan gran!!, i allí estaven, estaven vius, estaven cantant i parlant.
La ciutat cantava tangos, i com dic, havaneres i també la quotinianitat amb tantes cançons i cants. I la ciutat parlava; parlava en la vida i en la mort. Un dia, recorde, passant per la porta d’una planta baixa prop de ma casa, sentia plorar. Sense intenció, la vista se me n’anà dins de la casa, a través de la finestra oberta. La morta estaba allí, estesa, damunt del llit, vestida de negre. Sé que era una dona major; morí en sa casa, com es feia abans, i la gent al seu voltant, la seua gent. ¡Quina impressió! Era el primer mort que jo veia en ma vida, i estava acompanyada per plors i crits. Tornava a dir-me coses la ciutat, i ho feia plorant. Ara els morts no sé si parlen o criden, però el que sí sé és que estan lluny de sa casa. El gori-gori desentonat que sentirem de la veu del rector en els enterraments s’ha endolcit amb una música estàndard, entre Mozart i Bach, que no perd mai el tó uniforme. Llavors era corrent sentir plors espantosos i desaconsolats de les mares i de les filles quan arrancava a anar la comitiva fúnebre amb el fèretre per anar des de la casa del mort a l’església o al cementeri; era com arrancar a una persona quelcom valuós. Els crits eren la protesta per oposar-se a què li furtaren allò més volgut, el qui havia segut el marit o el pare fins a eixe moment. I llavors, a peu, pel mig del carrer; cap cotxe, tot silenci, sols la carrossa de la mort, tota negra, el cotxe de cavalls, tirat per un o dos animals, segons l’Ocaso que s’haguera estat pagant per a eixe mateix moment, i la ciutat parlava cridant i plorant. A hores d’ara no sé si crida o fa soroll la filera de cotxes que envolten els morts eixint dels tanatoris fins al cementeri. Fum sí que en fan.
I en la vida també. Parlava la ciutat quan anava a nàixer algú. Ho veíem. Els veïns ho sentíem. Ho compartíem. Quan una dona anava a donar a llum, era el veïnat el que feia tots els preparatius per a què la comadrona fera honor al seu ofici i posara damunt del llit el seu coneixement per ajudar a tirar un nou fill al món. Tirar? sí, tirar. La gent –les veïnes més properes i de major confiança– posaven aigua a bollir en unes cassoles grans i vermelles; anaven a casa de l’embaraçada amb moltes tovalloles i llençols blancs i amb aquelles olles enormes. Esperaven, primer a la comadrona i, una vegada que hi havia entrat a la casa, al quarto, novament esperaven, ara amb cert nerviosisme; què esperaven? Esperaven el senyal infal·lible: el plor, el plor del nadó. Tots respiràvem quan sentíem plorar. I és que plorava el nadó, però també la mare, la iaia, les veïnes, … tots ploràvem. De nou tornava a sentir-se la ciutat; ara des de la vida i es feia plorant. Els llençols blancs podien estar tacats de sang, però era sang de vida. L’hospital per parir? Què és això? Vindrà molts anys després, un lloc despersonalitzat, tot blanc, que entre tantes coses positives, serà un lloc silenciós, sense veus.
I al naixement li corresponia el bateig; i igual que en la boda d’abans, la gent festejant i cantant. Amb quadre pessetes i els quatre amics s’organitzava la festa. Sempre a casa, sempre en els magatzems on havíem buidat els carros i els motocarros; allí posaríem la taula en forma d’u i les cadires plegables; i tan feliços cantant. El compare –el padrí– per als xiquests menuts era la figura central, importantíssima, més que el mateix nadó. Quan acabava la cerimònia religiosa, i els padrins eixien a la plaça de l’església amb el recent batejat en braços, mostrant-lo, com si d’un trofeu es tractara, era el costum que els xiquests menuts cridarem ben fort “padrí pollós, padrí ronyós…”, i este tirant-se la mà a la butxaca de l’americana que duia, treia un grapat de caramels i els llançava a l’aire mentres tots els xiquets menuts que pugueren estar en el bateig corriem per agafar-los de terra. Continuava el joc: “padrí pollós, padrí ronyós..”, i ara en lloc de caramels tirava monetes xicotetes –les de menor valor–, però que als xiquets ens feien molta il·lusió arreplegar-les, quantes més, millor. Els batejos eren sempre iguals: beure, menjar, i cantar….; acabaven en xocolata amb fogasseta; xocolata feta en aquelles cassoles vermelles que havien servit abans per bullir l’aigua per l’embaraçada, i les fogassetes pastades a casa dies abans, i dutes a coure al forn de Leopoldo. La vida era vida; bollia i cantava la gent; es sentiem prop els uns dels altres. Érem veïns, amics, companys i família, tot a l’hora. Crec que la cosa ha canviat sensiblement hui dia.
Però continuem amb el veïnat. Segur que sentíem el mateix tots els dies, totes les nits, a cada moment. I és que la meua ciutat, fisicament, era el meu barri i els seus veïns. Era el soroll del barri, el que podíem escoltar, no res mes; bé, jo i el meu veï. I així recorde les campanes de l’església, unes campanes que podien sonar a llanda colpejada amb una massa de ferro, feien un soroll estrident, gens harmoniós; així era la campana del barri. Els seus tocs marcaven els esdeveniments de tots els que n’estàvem a prop i ens en sentiem a prop. Podia tocar a rebato, a mort, a missa, …., més alegre o més trista, però era el tó per a tots, i tots l’enteníem; novament la veu de la ciutat, ara del barri. A les 7 del matí era la primera missa; no sé qui aniria a eixes hores a l’església. Però la campana començava a sonar mitja hora abans, era el primer toc; després un quart abans de l’hora, el segon; i ja per fi, damunt de l’hora, sonava altra vegada per començar la missa, era el tercer i darrer toc. La campana i els seus tocs eren un bon rellotge, un bon avisador de les penes i de les alegries que pogueren passar al barri. Així la campana era el soroll que no s’ofegava mai, era el senyal d’identitat del barri, de tots els veïns, creients i no creients.
Eixa veu de barri, anys deprés, quan els meus pares es canviaren de domicili, passat el pont, per la carretera de Crevillent, ja no hi havia campana; tampoc barri, tampoc veïns. Els tocs de la campana del barri havien desaparegut, en eixe lloc nou s’amuntoneven les cases, les fileres de cases de 4 i 5 pissos; hi havia molta gent, però poc veïnat. No sé si aquella església nova del barri tenia campana, no se si tocava o no, però el fet cert és que no s’oïa; si n’hi havia, estava muda. Ni tan sols el dia que mon pare morí en eixa nova casa, i anàrem a l’església, no recorde haver sentit els tocs a mort de la campana d’aquella parròquia. La ciutat ara ja no parlava; el veïnat ja no hi era; la gent vivia però no en un barri, vivia aillada en pisos i en finques.
Aquell senyal d’identitat que marcava el toc de la campana de l’església, assenyalava també els límits del barri. El meu barri ho era tot, el món possible a l’abast. Allí pasava tot i de tot; la vida i la mort; la nit i el dia; l’estiu i l’hivern. I sempre la ciutat parlant, xiuxiuejant, gemegant, badallant i vivint. A l’estiu, quan la calor començava, els carros d’alguns veïns s’omplien de pals i lones, matalassos, cabassos, caixes plenes de plats, gots, tapets, carneres, ampolles, melons d’aigua, pomes, etc.; ben carregats se n’anaven a la mar, a la vora de la mar a plantar la barraca i pasar l’estiu. Els carros, els motocarros i ja després les camionetes, feien un soroll semblant: era el tràfec d’anar-se’n a estiuejar tots junts i les rodes d’aquells vehicles colpejant sobre l’empedrat. Era abans de sant Jaume i tornarien amb els carros plens de tots aquells arritrancos al començament de setembre. Els carros primer, els motocarros després i ja per fi les camionetes, sempre feien soroll en pasar pel carrer, parlaven, però sobretot, feien enveja als que ens quedàvem, i tan sols podíem anar a la mar els diumenges amb l’autobús de Mollà que eixia del Passeig Francos, carregat de gom a gom. Però en l’estiu, al barri també es festejaven altres coses: almenys per a mi era el carret del gelat el que més il·lusió em feia. Passava dos voltes al dia, una pel matí, al voltant de les 8:30 – 9:00, amb aigua civada, orxata i aiguallimó, que un gotet de qualsevol d’eixes tres coses mullant amb un suïsso estava de cine; i l’altre moment en què passava el carret del xambiler, era per la vesprada, allà en ser les 5:30 – 6:00, quan el sol fort se n’havia anat ja; en eixe moment les coses que duia eren mantecao, torró, xocolata, .. per fer xambis, blanc i negres, cortes… per berenar. I Alfredo, que era el nom del polero, anava tirant de carro i cridant per aquells carrers plens de pols, “gelats, gelats ben fresquests” i els veïns ixíem de les cases per comprar-li coses i refrescar-nos. La “cadena del frio” pot ser estiguera ja inventada, però per a nosaltres era el crit d’Alfredo el que assenyalava la cadena del fred, la gelor per refrescar-nos d’una calor ensopidora.

No obstant això, el que marcava plenament l’estiu a Elx eren les festes d’agost. Els trons, les carretilles, les traques, els cohets, les palmeres –els focs–, la nit de l’Albada, el meló d’aigua o d’alger per refrescar-nos, les piuletes, els despertadors, els carrers plens de llumenetes i  banderetes de paper, la nit de la Roà, els balls en el carrer…. Tots eixos sorolls i trons sí que són paraules de tots i per a tots. Mon pare m’ensenyà a no tenir por del trons; respecte sí, però por no. I és que si un li té respecte als trons, ells et repecten a tu; és cosa de correspondència. Als trons tens has de tenir-los respecte, saber que són molt evasius, molt capritxosos; aleshores, cal mimar-los molt perquè d’altra manera si érem descuidats i deixats, de sobte et podien donar una sorpresa desagradable. I és que els trons parlen; i a Elx, hi ha molts trons per les festes, i solen parlar molt i molt fort; des de les replacetes, els terrats, els carrers, les faenetes, al nord i al sud, a les festes d’agost, els trons són la identitat de la ciutat.
I la Festa, on queda en tot açò de la Festa? De veres, que no ho sé. És veritat que per a un il·licità la Marededéu és una cosa i l’Esglèsia n’es una altra. La festa es fa i el Misteri es contempla. És com el contingut i el continent. L’eixida que podia fer un home d’Elx en el Misteri, en la major part dels casos, tenia un sentit no religiós i sí lúdic per cantar. I això és el significat i la relació que de sempre s’ha tingut amb el Misteri i amb la Festa: el sentiment de sentir-me i de pertànyer a un poble orgullós de mantenir una tradició única a través del cant i de la llengua. Després han anant afegint-li coses, ha anat apareixent un Misteri culte i intel·lectualitzat: que si l’originalitat teatral que pot tenir, que si l’espectacle en tres dimensions, que si la música barroca que conté, etc. D’acord, tot d‘acord, però quan anàvem a menjar els codonys a Santa Maria, tot això no hi era, tan sols vèiem si l’Àngel i el que eixia de Marededeu, ho feien bé o malament, i s’ha acabat; la Prova de l’Àngel era el control que la gent d’Elx li feia al Misteri, als que eixien en el Misteri; era tot el que sabíem del Misteri.
I després de la festa, el treball. També en el treball la ciutat parlava, deia moltes coses. Pels matins sonaven bona quantitat de sirenes de les fàbriques. Entre elles i les campanes, és com si escoltàrem tot un concert d’algun mal aprenent d’Scarlatti combinat les campanes de les esglésies i de les sirenes de les fabriques –el poder celestial i el terrenal– en una estranya barreja advertint de la puntualitat  –i també de l’ordre– a l’hora de arribar al treball. El to de les sirenes de les fabriques era estrident; primer l’una, Ripoll; després l’altra, El Trust; a continuació, una altra, La Zapatillera; i així una darrere de l’altra fins a no sé quantes. Una sinfonia de sirenes? Hi hauria estat millor dir una mar de treball i d’esforços. Per les vesprades altre tant amb les sirenes.
Eixe era un treball, el que es feia en les grans fàbriques. Però n’hi havia un altre, el de les fabriquetes, el que es feia en els magatzems repartits per tot el poble, en els baixos de tantes cases del meu barri –en els menjadors, en les cuines, en les cambres. Allí s’aparava, s’hi donava cola, s’entatxava, s’assentava, es desvirava, … es feia tot el que calia fer a una sabata; se li posava treball; molt de treball i moltes hores. Qui ho feia? Tots, el barri sencer: homes, dones, grans i joves. I la ciutat torna a parlar amb sons de treball, ara de traball dispers, del treball escampat per tots els racons de forma generalitzada. El tro del martell assentant, la màquina desvirant les baves de la sola que sobra, les màquines de les aparadores amb el seu soroll insistent, pesant i avorrit, el soroll dels motors de les màquines que hi havia en aquelles fabriquetes disfressades de baixos per ficar carros i motocarros. Allí, amagat, estava el meu poble treballant. I la ciutat parlava amb el seu soroll de cada dia, des de les 6 del matí, quan es posava el desvirador a la màquina, fins a les 2-3 de la nit, quan la veïna deixava d’aparar en sa casa perquè hi havia acabat a eixes hores la partida que l’havia dut el dia anterior el repartidor, que tenia pressa en acabar-la perquè sinò, no es podia servir.
La fàbrica era tota la ciutat, estava composta per milers i milers de fabriquetes i tallerets menuts, cadascú fent una cosa; ensenyant-se els uns dels altres, imitant-se els uns als altres, treballant els uns per als altres. En aquesta gran factoria que era tot el poble d’Elx, en aquell aparent desordre apareix un soroll unificador; és el so dels motocarros o dels isocarros (provenient de la marca de motos italiana, ISO). La funció d’aquests utilitaris, no és altra que la que feien els antics carros, però ara motoritzats. En realitat servien com de cintes transportadores d’unes seccions a altres d’aquella gran fàbrica dispersa de què estem parlant: la ciutat d’Elx. Els motocarros anaven i venien d’un carrer a l’altre, d’un barri al de més amunt, d’una fabriqueta a un talleret; eren com a cintes transportadores, contínues i sense fi. El soroll que feien també era igual; continu i sense parar. Era la forma de parlar d’aquella ciutat que treballava constantment.



I ja per la nit es descansava. Hi havia però un vigilant de la ciutat: el sereno. Personatge de total confiança, a qui se li deixaven les claus; el que obria les portes dels portals quan per les nits tornaves a ta casa; el que feia de despertador quan necesitaves alçar-te a una hora inusual. La seua eina de treball era el famós “pito del sereno” que feia servir, xiulava, en casos de necessitat per situacions extraordinàries –robatoris, agressions, incendis, baralles. Era estrany sentir el pito del sereno, fins al punt que el seu so caigué en desús, fins considerar-lo com una cosa inútil, un instrument sense utilitat, i arribar a popularitzar una frase: “ser el pito el sereno”, és a dir, que nengú te fa cas. Veritat és que al començament era una altra cosa: la ciutat dormia en silenci, gràcies al pito del sereno, un so mut pero sempre a l’aguait.
Les hores les marcava Calendura; les podia trasmetre el sereno, però sempre, per a la gent d’Elx, les marcava el rellotge de Calendura. És un só únic, net i clar. En realitat Calendura no és un rellotge tradicional; més bé són duess figures colpejant duess campanes: una gran i una altra menuda. Una figura d’un homenet –Vicentet– marca els quarts, i l’altra figura, com si d’un home gran i major es tractés –Miquel–, marca les hores. El rellotge està a banda, separat fins i tot de les figures. Cal apuntar que per a alguna gent d’Elx, la forma de comptar el temps és diferent a com es fa normalment, ja que  comptem el temps per hores i per quarts. Així ho fa Calendura; i així és com ho fan ells. De qualsevol forma, i fóra com fóra, Calendura marcava totes les hores, de nit i de dia; era el que marcava el ritme de la vida.
Les nits, com estem dient, eren per descansar, per recuperar-se de tant d’esforç de treball. Alguna nit peró, es sentia molt de mati a gent cantant. A les 5 o les 6, no recorde ben bé l’hora, però sí que em sonen uns cants en llatí; eren lletanies repetitives, de súplica i lamentació. Era el “Rosari de l’Aurora”; dos fileres de ciris presidits per un parell de fanals al cap davant, una creu i una imatge d’alguna Maredéu. Anaven cantant pel barri fins el despertar del dia, l’aurora. És curiós que el poble, al que li costava llegir i escriure en castellà, i no dic res en la seua llengua, tanmateix cantara en llatí a les 6 del mati. No tots ho feien, sols alguns, i ho feien cantant per a què la resta ens n’adonàrem. Alguna part de la ciutat parlava, ara en llatí.
I tantes i tantes coses parlades per la ciutat. No vaig a fer memòria de moltes d’elles, massa referències. Tanmateix tinc de recordar-ne algunes, per significatives: a l’home que arribava venent arrop i tallaetes, i cridava i cridava anunciant aquelles lleposies; els cants de les quadrelles quan se n’anaven o tornaven de la mona o de la serra de fer herbetes; el fi soroll de les rodes de les bicicletes que ens servien per fugir fora del barri, lluny dels ulls de les mares i de les veïnes; el dia que pujà l’Elx a primera: el lío que a poqueta nit s’armà en la Correora, amb les traques, els pitos, les botzines ensordidores anunciant la bona nova; el tro de les fitxes de dòmino colpejant el marbre de les taules i que eixia de la Coral Il·licitana. Tots aquests sons, sorolls, trons, crits, murmuris, gemecs, paraules, són els que m’han ensenyat que he viscut en una ciutat plena de vida. No sé si ara, mig segle després, la ciutat té veu, és segur que sí, però jo no la sent; pot ser estiga sord. El que dic però, és que m’ha fet viure escoltar la veu de la meua ciutat i el crit del meu poble, perquè la ciutat sempre m’ha parlat. Era cosa d’escoltar-la.
El Maigmó – Juny 2012
En Festa d’Elx 2012, p.115-120

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