5. Camino y cantera del Barranco de L' Escorfer

Una de las conclusiones provisionales a las que llegué en mis paseos por el norte del término ilicitano era la conexión entre los caminos y las canteras; en las inmediaciones de uno siempre hay otro y viceversa. Y como hipótesis adicional las más modernas por su factura están en el ámbito de influencia de los caminos aún en uso a diferencia de los excavados en la roca que dejaron de ser usados hace mucho tiempo, parcialmente conservados entre otras cosas por eso. En consecuencia hay canteras inaccesibles desde los caminos vigentes, asociadas a los caminos excavados en la piedra  (íberos o medievales, tanto da, solo una prospección arqueológica de ambos elementos terminará por aclarar la cuestión). 

Como ejemplo de lo dicho cabe mencionar el Barranc de l’Escorfer[1], sus canteras y su camino. Discurre en sentido N- S paralelo al camino viejo de Monforte y al actual trazado del Camino de Castilla y también comunica el Medio y el Bajo Vinalopó. Pese a su estrechez es perfectamente viable en el tramo que nos ocupa. Es tributario del Barranc del Grifo, con un final realmente escarpado y casi intransitable para carros cargados con piedras. Un poco antes desaparecen las carriladas sin que sea posible determinar la vía de salida del barranco.


Una impresionante cantera, enorme por su tamaño y vieja por los signos de erosión visibles, está en sus proximidades. Aquí, como reflejan las imágenes se puede observar el sistema de extracción formando “capillas” según enuncian los trabajos de Pierre Rouillard y otros ya citados en anteriores entradas. 

Debe quedar constancia de que en determinadas partes la explotación fue sistemática, con paredes perpendiculares y marcas de extracción de bloques de tamaño regular, aunque sin llegar a la precisión y “limpieza”que se percibe en las canteras de Santa María o Peligros. 


Además, aparecen restos de lo que podría ser un muelle de carga muy cerca del final (visible) del camino, que no obstante se prolonga un poco más allá (de la cantera y del supuesto muelle de carga). Al final del barranco, cerca ya del término de Monforte hay otra cantera de modestas dimensiones con un camino de tierra muy próximo, pero no se conservan señales evidentes de conexión con el camino íbero más allá de lo dicho. A destacar además que salvo la dirección N-S es imposible sacar la piedra de las canteras de l’Escorfer  y se da la circunstancia de que al menos en dirección sur discurre el camino carretero tallado en la piedra. Queda claro que el camino es tributario de la cantera: por ahí salían los carros cargados de material.
 El ancho de eje es de tres pies íberos (unos 90 cm de centro a centro de huella) similar a las carriladas más antiguas descritas en El Molar[2], probablemente pertenecientes al periodo ibérico arcaico. Como he dicho más arriba también puede atribuirse a la Edad Media, según los especialistas único momento histórico además del que nos ocupa, en el que no se conserva el ancho de eje romano. 


Como particularidad, pese a la profundidad de las carriladas en algunos puntos, el espacio entre ejes apenas está trabajado, lo que contrasta con el camino de San Antón o los estudiados por Broncano en El Castellar de Meca; faltan los trabajos de acondicionamiento del lecho central para facilitar el paso de las bestias de carga. Esas y otras diferencias sugieren que probablemente fue distinta la época de uso. 



Esta es la última de las carriladas en dirección S, próxima al Camino de Castilla. Pese a haber sido limpiado el cauce con retroexcavadora (se perciben los dientes) se pueden ver los restos, con medidas de 0’90 m.La vara mide 1'20 m.

Otros elementos de interés
1.- A mitad del camino una enorme piedra bloquea el paso.
Nota adicional (2020). La ausencia de huella central entre las carriladas y el hecho de que el perfil en profundidad de las mismas sea en U, con huellas que no parecen ser fruto de ruedas herradas, siendo además el ancho distinto a las carriladas conservadas del resto de barrancos, apunta la posibilidad de que el vehiculo fuera una rastra, tirada por una o varias personas. A mi criterio además estamos ante las canteras de mayor antigüedad, en el sentido de que fueron abandonadas probablemente por encontrar otros puntos de extracción más accesibles. Y más cosas que diré si algún arqueólogo desea acompañarme.

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