miércoles, 29 de junio de 2011

La Ley de Bibliotecas, la Sección Local y la cátedra Pedro Ibarra.

A Salvador Aranda, maestro y amigo
































En su día saludamos la puesta en marcha de esta importante iniciativa universitaria y local. También señalé un apartado más que interesante de la web, la memoria gráfica de la cátedra Pedro Ibarra de la UMHque dicho sea de paso sigue creciendo y terminará siendo el más importante repertorio digital de fotografía de Elche y su comarca, así como otros aspectos locales relevantes, en lo que parece un futuro prometedor.
No obstante quedó pendiente una reflexión en relación a la legislación de Bibliotecas y la sección local y a ello vamos a dedicar la entrada de hoy.
La Ley 4/2011 de 232 de marzo de la Generalitat, de Bibliotecas de la Comunidad Valenciana deroga expresamente la Ley 10/1986 de 30 de diciembre, de Organización Bibliotecaria de la Comunidad Valenciana que contenía entre otros aspectos el reconocimiento de la Sección Local como ámbito de actuación de las Bibliotecas Públicas Municipales. Concretamente el Art. 9.2 asignaba a dicha sección las misiones de adquisición y conservación de todo el material bibliográfico, hemerográfico y audiovisual de interés local[1], lo que de hecho permitió abrir un proceso de control sobre las materias y sobre la obra de las autoridades locales (Autores, Editores, Impresores y en general responsables de cualquier obra de carácter cultural destinada a ser reproducida) con finalidades de difusión y conservación. La norma era doblemente eficaz porque hacía posible a aquellas bibliotecas que pudieran hacerlo, llegar allí donde el Depósito Legal no lo hacía dadas las cada vez mayores facilidades de impresión de documentos al margen de las disposiciones y obligaciones del mismo y porque podía servir de vía de entrada a los documentos digitales ante el nacimiento y generalización de contenidos multimedia presentes a través de Internet, sobre los que no existe ninguna norma eficaz acerca de su control, edición, conservación y difusión y que en muchos casos son expresiones directas de lo local.

Por el contrario, la norma recientemente aprobada, además de no entrar en la organización técnica de los centros bibliotecarios municipales (omite toda referencia a servicios y secciones en las BPM) elude toda referencia al patrimonio bibliográfico local, subsumiéndola en el ámbito del patrimonio bibliográfico y audiovisual valenciano.
Alguien podría decir con parte de razón que aunque una obra de carácter local no esté en los fondos de las bibliotecas Provinciales (receptoras del Depósito Legal) y municipales sigue siendo directamente patrimonio bibliográfico[2] y en consecuencia cabe en el ámbito de protección de la Ley. Sin embargo falta el respaldo a la actitud, la dedicación o el sentirse obligado a buscar, encontrar, adquirir, conservar y difundir esos documentos. Si una web local, en funcionamiento durante varios años, con información interesante se cierra y desaparece, lo hace con todas sus consecuencias aunque sea con la vitola de “patrimonio bibliográfico” reconocida. Podemos decir que con ello había una cierta obligación de las Bibliotecas en ese ámbito que ahora ha desaparecido. Alguien tiene que recoger ese testigo y en ese sentido no deja de ser curioso que sea precisamente ese conjunto de actividades de carácter documental uno de los rasgos definitorios de Pedro Ibarra: la sección de prensa histórica, la recopilación de hojas volantes, los diversos materiales para la historia de Elche de su legado no estarían presentes y disponibles para la investigación; esa actitud es lo que respaldaba la norma derogada. A la ya crónica ausencia de restos materiales de nuestro pasado puede sumarse en un futuro no muy lejano la ausencia de documentos con valor testimonial. Sinceramente creo que es grave y por eso la sugerencia: ahí pueden entrar instituciones capacitadas, como en nuestro caso la UMH a través de las cátedras locales (Pedro Ibarra y  Misteri d'Elx) junto con otras iniciativas públicas o privadas como el Ayuntamiento a través de su red bibliotecaria municipal y su Archivo histórico.





[1] ...2  Todas las bibliotecas públicas municipales incorporadas al sistema bibliotecario valenciano deberán contar con las secciones siguientes: Sección infantil-juvenil, sección de adultos, sección de publicaciones periódicas y sección local; corresponde a esta última la adquisición y conservación de todo el material bibliográfico, hemerográfico y audiovisual de interés local.


[2] Según el art. 77 de la Ley 4/1998 del Patrimonio Cultural Valenciano, en la redacción dada por la citada Ley 4/2011, cualquier obra original o editada de la que no conste la existencia de al menos tres ejemplares (o un ejemplar para ediciones) en buen estado de conservación en bibliotecas, centros de depósito cultural  o servicios públicos radicados en ellas serían Patrimonio Bibliográfico y Audiovisual valenciano.

sábado, 25 de junio de 2011

LA FINANCIACION DE LA UMH

Pensaba analizar de pasada el giro copernicano que acaba de imprimir el nuevo equipo de gobierno en la gestión municipal al acabar con el anterior organigrama, con las jefaturas de área y (casi todos) los funcionarios de empleo, para terminar felicitando al PP por las medidas adoptadas, ajustadas a los tiempos que corren, pero  esta noticia ha tocado un punto sensible:


Es inevitable que vayan apareciendo los escollos de la anterior Corporación y el que ha surgido ahora no es precisamente moco de pavo. Se ha repetido hasta la saciedad que uno de los males endémicos de la financiación municipal es precisamente el lastre que en su día supuso la Universidad, al tener que hacer frente a las expropiaciones sin ayuda por parte de la Generalitat, en una jugada de largo calado orquestada por Zaplana y Ortuño. En ninguna de las fases de la UA (y que yo sepa de otras universidades públicas) la dotación en terrenos ha ido a cargo íntegramente por los Ayuntamientos salvo Elche. El anterior equipo de gobierno dejó parte del tema en el candelero esperando las ayudas necesarias que nunca han venido y ahora parece que se inicia una nueva vía: la venta de patrimonio municipal para sufragar los dichosos gastos; con ello se termina empobreciendo el Ayuntamiento sin solución de continuidad (salvo que el PP local haya pactado con la Conselleria la devolución o restitución de los costes de tan costosa tarea, cosa improbable a la vista de lo apretado que viene el cinturón en esta legislatura). La noticia así se inscribe en el entorno de ratificar lo que entonces fue un ataque directo a las saneadas (y hoy raquíticas) arcas municipales, que se inscribe además en un contexto más amplio: debe leerse con detalle el artículo siguiente para más INRI, que evidencia la diferencia de trato entre las Universidades públicas y las privadas católicas, para las que sí hay dinero y terrenos gratis: un expolio de lo publico para fortalecer lo privado. 




 Foto y artículo proceden de http://www.laicismo.org

martes, 21 de junio de 2011

Acoso y exterminio del lobo en las tierras del Vinalopó / Gonzalo Martínez Español

De nuevo un artículo de Gonzalo Martínez Español, con notable interés, por abarcar un ámbito espacial más amplio que el estrictamente local, aunque quien lo lea encontrará citas y fuentes locales en él. De ellas podemos entrever que el lobo prácticamente desapareció del Bajo Vinalopó probablemente antes que en el resto de las comarcas que surca el río; por  cierto que el artículo comenta la probable relación entre el río, el depredador y la montaña que hoy se conoce como Silla del Cid en Petrel y remite a la toponimia como último reducto del lobo en nuestras tierras. Contiene además referencias a la caza de zorros, animal que al contrario del lobo, aún se mantiene por aquí contra todo pronóstico. Pero es que además tenemos un contenido inédito en cualquier formato.

En cualquier caso resulta como siempre una lectura más que interesante.


Gracias, Gonzalo



ACOSO Y EXTERMINIO DEL LOBO EN LAS TIERRAS DEL VINALOPÓ.
           
                                                                                                   Gonzalo Martínez Español
           
           
El lobo ibérico -canis lupus signatus- es un cánido englobado dentro del subgrupo de los lobos pardos. Aunque existen variaciones de tamaño según las subespecies, un lobo ibérico adulto puede alcanzar un longitud entre 100 y 120 centímetros, con una alzada  a la cruz de entre 60 y 70 centímetros, y un peso que varía entre 30 y 50 kilos. Es un animal que ha despertado miedos ancestrales en el inconsciente colectivo del hombre. Nuestra tradición popular de base cristiana, está plagada de mitos y leyendas representando al lobo como un ser maligno, perverso y despiadado.
            Este superdepredador de la familia “Canidae”, conformaba la cúspide piramidal en la cadena trófica mediterránea. Fue una especie autóctona que señoreó durante milenios en las comarcas del Vinalopó, en tanto que la población humana era reducida y permitía que se conservaran grandes espacios naturales. Con el desarrollo de los asentamientos humanos, el hábitat del lobo fue reduciéndose al entrar en conflicto con los intereses humanos. El gran cánido se convirtió en un directo competidor  del hombre a la hora de disputar las presas cinegéticas, y con el desarrollo de la actividad  ganadera, el lobo sería una permanente amenaza.
Las cualidades de este gran cánido fueron apreciadas por la civilización íbera, dado el valor iconográfico que tuvo el lobo en la cultura ibérica contestana. Muestra de ello es el torso del guerrero ilicitano, que en su pecho porta una coraza decorada con una cabeza de lobo, y cuya finalidad debió ser la de proteger al guerrero y atemorizar al enemigo, siguiendo una moda armamentística de influjo etrusco. También hallamos al lobo en algunas cerámicas ornamentales, como en el bello fragmento encontrado en el yacimiento del Castillo del Río[i], situado en Aspe, donde se reproduce la escena de un jinete íbero atacado por lobos.
            La profesora María Jesús Rubiera señaló la estrecha vinculación entre el lobo y el hidrónimo Vinalopó, que parece provenir del árabe بنلوب (binalūb), vocablo derivado a su vez del latín Pinna Lupi (peña del lobo) [ii]. El nombre del río Vinalopó sería pues el de Peña del Lobo o para ser más preciso, como apunta el arabista Luis Fernando Bernabé: Peña del Lobón. Bernabé cuestiona ¿en que parte del río podría estar la Peña del Lobo que designa a todo el río? Y propone que podría ser la denominada por los montañeros silla del Cid[iii], que conforma parte de la Sierra del Sit o Cid, visible desde muchos puntos de la zona, cuya parte superior semeja una inmensa cabeza de lobo con sus puntiagudas orejas.

Cerámica de La Alcudia: Lucha entre joven ibero y lobo, según algunos autores

Desde Época Medieval, los Concejos municipales alicantinos incentivaron la caza de estos depredadores, ofreciendo remuneraciones pecuniarias por su captura. En el año 1424, los jurados de la villa de Elche acordaron gratificar con un estipendio de 5 sueldos por lobo/a adulto que se presentara muerto ante los munícipes y con 10 sueldos  por la camada:
Item ordina lo dit consell que per los jurats e o clavary de la dita vila sian pagats a tot hom estrany o privat qui matara en lo terme de la vila de Elig lops ço es per hun lop axi mascle com femella e per cascuna vegada cinch souls e per lechigada deu souls[iv].
            De igual modo, los munícipes alcoyanos retribuían la captura del gran depredador, pagando  5 sueldos por una camada de lobeznos en el año 1426 [v].
            Los estudios arqueozológicos realizados en los yacimientos del Castillo del Río en Aspe[vi] y el Castillo de la Mola en Novelda, han constatado la presencia de cérvidos salvajes en la dieta de sus moradores medievales. El Ciervo, el Corzo, la Cabra Hispánica, etc., constituían parte de la alimentación humana, que a su vez, conformaban la base fundamental de las presas cinegéticas capturadas por el lobo, y al ir reduciéndose sistemáticamente por la presión humana, el lobo fue incrementando sus ataques a los ganados.
            En la Edad Moderna, las poblaciones del valle del Vinalopó proseguían primando la eliminación de lobos y zorros mediante estipendios económicos. En algunos momentos la persecución de lobos atraviesa momentos de relajación, tal como acontece en Elche en 1588, al manifestar el Consell ilicitano que existen muchos lobos en el término municipal, y en consecuencia incrementa las recompensas económicas para acrecentar las capturas:
Item attes y considerat quen lo terme de la pnt vila ya molts llobs y per lo poch salary que lo magn consell dona depende anar a matar y perseguir aquells, per tal ordena que de hui avant se donen de pecunies del magn. Consell al que matara a un llop trenta sous y de lloba quaranta sous y de lligigada sinquanta sous ab tal que dita lligigada aja de passar de dos llops y si no passara se li done trinta sous…[vii] ”.
            Entre los capítulos concertados en la Carta Puebla de Petrer signada en 1611. El artículo nº 17 establecía un conjunto de obligaciones económicas que debía subvenir el Concejo petrerense, a cuenta de las arcas municipales, donde se incluían las gratificaciones por capturas de lobos y zorros:
“ Ittem que a la dicha villa de Petrel ha de tocar pagar todos los cargos vesinales como son ... lobos, sorras... pagándolo assí de las sisas de carne, como de repartimientos que agan entre sí, como de tretas y otros arbitrios... [viii]
Considerado como una alimaña dañina, el deseo de exterminar al lobo fue unánime en todas partes. Por ello, los Concejos municipales no fueron restrictivos a la hora de primar la caza del lobo, y gratificaban tanto a los vecinos que mataban cánidos en su término municipal, como a los foráneos que portaban lobos abatidos en otras poblaciones. Las ordenaciones de la villa de Petrer[ix] redactadas en 1658, cuantifican las gratificaciones por la captura de lobos y zorros, primando con mayores retribuciones  a los que eliminasen lobos dentro del término municipal:
“Item que qualsevol persona que matara llop vell en lo terme de la present vila se li donen 3 lliures, i que si traguera alguna llechigada se li done lo mateix, portant-se com lo ha mort en lo terme de la present vila.” …“Item que la persona que portara cap llop de fora lo terme se li donen 5 sous i el que matara una rabosa se li donen 5 sous.”


 Capturas de lobos en el Vinalopó en los siglos XVI y XVII.

Una fuente documental de primer orden para conocer la distribución del lobo en las tierras del Vinalopó, y paradójicamente su exterminio, son los libros de clavería. En ellos, los Concejos Municipales consignaban los desembolsos realizados por las arcas municipales, mostrando multitud de registros contables con cargo al erario municipal por las capturas de lobos y zorros.
Vicente Vázquez ha compilado algunas gratificaciones percibidas por varios moriscos del Vinalopó en Sax. Están consignadas en un libro de cuentas del siglo XVI, constatando que en 1547 varios cristianos nuevos de Monóvar, Petrer y Aspe percibieron 3 sueldos por unas camadas de lobeznos que presentaron al Cabildo sajeño. Al año siguiente se remunera a un nuevo convertido de Abanilla por haber matado dos lobos. En años sucesivos (1553, 1558, 1564, 1566)  algunos moriscos de Monóvar y Petrer siguen percibiendo estipendios económicos por las capturas de lobatos y ejemplares adultos[x].
Las cuentas de clavería de Novelda atestiguan idénticas circunstancias que en Sax o Petrer. Los cazadores presentaban ante el Consistorio noveldense los despojos de lobos y crías abatidos en el término municipal, así como las piezas cazadas en poblaciones con relativa proximidad: Elche, Monóvar, Agost, Elda, Petrer, Salinas, Villena, Almansa, etc., a fin de percibir la retribución. Al respecto tenemos que en 1587 el clavario noveldense abonó 10 sueldos ”de dos lops que ens portaren a la present vila hun de elig y altre de monnover[xi]. Al igual que en otras poblaciones, los incentivos percibidos en Novelda variaban si los cánidos habían sido eliminados dentro del término municipal o fuera del municipio. Al respecto tenemos que el 5 de junio de 1602 se le abona a Antonio Gómez natural del lugar de Agost: “per una llichigada de llops que portá a esta vila de novelda sinch sous[xii]. En cambio, el 25 de Junio del mismo año se remuneró: a Lluis Sabater una lluira la qual es per rahó de una llichigada de llops que matá en lo terme de dita vila”.
Las incursiones del lobo afectaban tanto a los ganados propios de estas tierras, como a los ganados trashumantes, que desde Época Medieval transitaban desde Valencia y Aragón para invernar en estas comarcas, eludiendo los rigores climáticos del invierno. Como ejemplo, Miguel Lorente, vecino de Terriente, población de la comarca turolense de Albarracín, tomó en arriendo el herbaje de Aspe en 1592 por la cantidad de 2.325 reales castellanos[xiii]. Hábito que se mantenía en el siglo XVIII, como manifiesta un informe remitido por el Cabildo aspense al corregidor de Orihuela en 1763. La declaración notifica las cabezas de ganado que pastaban en el término de Aspe, sumando 4.705 reses; siendo 2.000 cabezas foráneas al municipio, propiedad de los arrendadores de la hierbas de la villa[xiv]. Una evidencia del acoso a los ganados trashumantes la encontramos en 1618, cuando los munícipes noveldenses abonan a un pastor trashumante: “vint reals a un aragones per dos llops que matá en lo terme[xv].
La expulsión de la comunidad morisca decretada por Felipe III en 1609, generó una enorme despoblación en varias localidades del Vinalopó. Algunos pueblos necesitaron una centuria para recuperar los efectivos demográficos que habían perdido. La disminución de la presión humana llevó aparejada la pérdida de la actividad agraria con el consiguiente abandono de cultivos. Esto posibilitó que se recuperasen algunos espacios naturales, y probablemente, produjo un aumento de lobos en las tierras del Vinalopó a lo largo del siglo XVII.
En las cuentas de clavería de Novelda conservadas, constatamos  gratificaciones por exterminio de lobos todos los años durante los siglos XVI y XVII. Algunos años, como acontece en 1617, 1618, 1619, 1622… contabilizamos varias camadas de lobeznos y algunos lobos adultos abatidos. Idénticas circunstancias encontramos en Els llibres de clavería de Monóvar, editados por Rafael Poveda i Navarro[xvi]. La publicación contiene los años 1652-1660 y 1687-1695. El clavario iniciaba el año contable en los meses de mayo-junio, concluyendo en fechas similares del siguiente año. El estipendio habitual pagado en Monóvar fue de 1 libra y 10 sueldos por lobo o lechigada capturada en el término municipal y de 5 sueldos por los lobos y camadas foráneos. Las reseñas monoveras atestiguan una extensa distribución del lobo en las comarcas alicantinas a fines del siglo XVII.

CAPTURAS DE LOBOS Y ZORROS EN MONÓVAR 1652-1660 y 1687-1695
AÑO
CAMADAS DE LOBEZNOS
PROCEDENCIA
LOBOS ADULTOS
PROCEDENCIA
ZORROS
1652-53
-

5
Monóvar, Elda

1653-54
2
Monóvar
2
Castalla, Salinas
6
1654-55
5
Monóvar, Petrer
-


1655-56
2
Monóvar
3
Monóvar, Novelda, Pinoso
15
1656-57
6
Monóvar, Villena
-


1657-58
3
Monóvar, Agost
2
Monóvar
33
1658-59
4
Monóvar, Novelda,
Agost
1
Elda
2
1659-60
-

2
Monóvar
28
1687-88
13
Monóvar, Villena, Jijona, Algueña,
Castalla
3
Castalla, Agost
41
1688-89
4
Monóvar, Elda, Jijona, Villena
3
Agost, Petrer, Novelda
54
1689-90
3
Agost, Villena, Jumilla
9
Monóvar, Agost, Elda
55
1690-91
8
Monóvar, Villena, Agost, Castalla Jijona
4
Monóvar, Onil, Agost
51
1691-92
3
Salinas, Petrer
3
Monóvar, Petrer
19
1693-94
4
Monóvar, Agost
3
Monóvar, Elda, Agost
35
1694-95
2
Elda
1
Monóvar
31


Los métodos tradicionales utilizados para dar caza al lobo fueron el uso de cepos y el empleo de armas de fuego. Hubo profesionales especializados en la persecución del lobo, denominados loberos, que en ocasiones pactaban convenios con los ayuntamientos para una tenaz erradicación del cánido. En 1656-57 el cabildo monovero tenía concertado con un lobero de Yecla una remuneración especial por eliminar lobos, retribuyendo en 1657 a: “Bartolomé Lorenso de Iecla per una llichigada de llops que en 21 de juny propasat matá en lo terme de la present vila en la Solana de Chinorla 3 libras i aço per lo concert de la vila…[xvii]
            Otro depredador más modesto de la familia canidae, el zorro -vulpes vulpes-, fue asimismo objeto de una sistemática persecución y exterminio. Su fisonomía sensiblemente inferior al lobo, con un peso entre 5 y 15 kilos, una longitud entre 50 y 90 cm., y una altura que ronda los 40 cm. le capacitaban  para introducirse en corrales y granjas, causando estragos entre aves y conejos. De igual modo, la matanza de zorros estuvo primada por los Concejos Municipales con un estipendio monetario. En el año 1437 el cabildo ilicitano  pagaba 2 sueldos y medio por un raposo.
             
            El siglo XVIII.
           
            A comienzos del siglo XVIII proseguía la sistemática captura de lobos. Al punto que en 1702 el cabildo noveldense efectúa pagos por el exterminio de 8 lobos, procedentes de Monóvar, Ibi, Elda, y 5 ejemplares de Salinas[xviii].
Durante el siglo de las luces, los municipios del Vinalopó experimentaron un crecimiento demográfico espectacular, multiplicando por 3 o 4 el número de habitantes con que contaban a principios de la centuria[xix]. Como consecuencia, van a surgir nuevos asentamientos humanos, que con el paso del tiempo constituirán municipios independientes segregándose de sus respectivas circunscripciones. Así sucedería en Aspe con la pedanía de Hondón de las Nieves, en Novelda con la Romana, en Monóvar con Pinoso y posteriormente la segregación de la Algueña, etc. Al mismo tiempo se experimentó un enorme desarrollo económico, basado en la extensificación de la agricultura, que puso en cultivo grandes extensiones de tierras hasta el momento incultas. Estos factores provocaron la pérdida de grandes espacios naturales, con un notable aumento de la presión humana sobre las especies naturales, particularmente sobre el lobo y el zorro.
            La encarnizada persecución a que estuvo sometido el lobo durante el siglo XVIII, le situó al límite de la extinción a finales de la centuria. La política ilustrada de los borbones alentó el fomento de la actividad económica en todos los sectores. La Corona asumió la iniciativa sobre los municipios y promulgó la Real Cédula de 27 de enero de 1788, fijando las tasas que debían abonarse por el exterminio de “animales nocivos“ en los territorios de su Majestad, y requiriendo la ejecución de dos batidas anuales. La Real Orden establecía recompensas por lobos adultos, crías, hembras, hembras con camada, etc., que  se duplicaron por una Real Cédula de 3 de febrero de 1795. Debía presentarse la cabeza, piel, pies y cola de los animales ante la Sala Capitular de las respectivas villas, ordenando los alcaldes que se guardasen los despojos. Las gratificaciones se abonaban en reales de vellón:
 
   AÑO.                LOBO      LOBA        LOBA  CON CAMADA           LOBEZNO   ZORRO     ZORRILLO
  1788                      44            88                  132                                  22          10                            4 
  1795                       88          176                 264                                  44          20                   8  Rv.[xx]


            Las mayores gratificaciones se percibían por lobas y lobas con camada, que posibilitaban una  mayor erradicación de la especie. Estos incentivos estimulaban a loberos y otras gentes que frecuentaban los montes: pastores, carboneros, recolectores de leña, cazadores, etc.
Con las reformas administrativas borbónicas del siglo XVIII, Orihuela ejerció la cabeza de corregimiento en las comarcas de la Vega Baja y el Medio Vinalopó (excepto Agost y Monforte). La escribanía oriolana recibía los recibos nominativos que expedían las arcas de propios municipales a sus vecinos como  justificantes del abono. En el Archivo Municipal de Orihuela[xxi] hemos localizado comprobantes de pago de Aspe, Novelda, Monóvar, y Petrer, entre los años 1788-1800. Se conservan aleatoriamente varios años y algunos están incompletos, pero expresan una interesante muestra de la decadencia del lobo en estas tierras durante la última década de la centuria. Se seguía recompensado por la captura de animales adultos y por cachorros. Con las reseñas hemos elaborado los siguientes gráficos:
ASPE
AÑO
LOBO
LOBEZNOS
ZORROS
ZORRILLOS
1789
-
-
33
1
1791
-
-
25
-
1792
-
-
10
-
1793
-
-
35
-
1794
-
-
35
-
1796
-
-
32
6
1797
-
-
53
1
1800
--
-
48
11
TOTAL
-
-
       271
19

                       
NOVELDA
AÑO
LOBO
LOBEZNOS
ZORROS
ZORRILLOS
GINETAS
1789
-

30
4

1791
-

13

3
1792
-
2
3
3

1796
-

10
5

TOTAL
-
2
56
12
3
                                               
           
MONÓVAR
AÑO
LOBO
LOBEZNOS
ZORROS
ZORRILLOS
1788
-
11
80
 3
1789
-
-
31
 2
1791
1
-
41
 1
1797
-
4
29
 1
1800
-
-
60
          14
TOTAL
1
15
       241
21

                                                           
PETRER
AÑO
LOBO
LOBEZNOS
ZORROS
ZORRILLOS
1789
-
2
11
-
1791
-
5
  5
-
1792
-
5
13
-
1793
-
5
  8
-
1794
-
4
  5
-
1795
-
6
47
-
1799
-
6
27
-
TOTAL
-
           33
        116
-


                                                                                   

           



























Los datos indican una nula presencia de lobos en Aspe y muy escasa en Novelda, siendo la presencia del gran cánido algo más numerosa en Monóvar y Petrer, poblaciones con mayores espacios naturales y sierras más abruptas, que albergaban mejores cobijos a estos carnívoros en regresión. Únicamente se contabiliza un lobo adulto abatido en Monóvar, y las capturas se centran en las camadas de lobeznos. En Novelda se caza alguna Gineta, y se gratificaba con idéntica cantidad que el zorro. De los cuatro municipios, Petrer es el único donde se citan frecuentemente los parajes en los que se apresaban estos animales. Los lobeznos eran abatidos en las partidas de: “ El Collado de los lobos,  El estrecho de la zorra,  Los Chaparrales ”, etc.
            Las capturas de zorros fueron muy abundantes, pero no significaron la eliminación de la especie, que con su gran adaptabilidad pervive en nuestros días. Los zorros capturados en Petrel fueron en los parajes de: “La Almadrava, Rabosa, Salinetas, Catí, Peña Foradá , Palomaret, Clot del Llop, Sierra del Caballo, Pusa, Rambla de la Villa, Cuprala, Loma Badada, Partida del Esquinal, Santa Bárbara, etc.”
            Un estudio histórico-medioambiental de la Sierra de Salinas, montaña a caballo entre los términos de Salinas, Villena, Yecla y Monóvar-Pinoso anota  el apunte de don José María Soler, respecto a que en el siglo XVIII,  el Ayuntamiento de Villena efectuó pagos por el exterminio de 82 lobos y lobeznos en la Sierra de Salinas, habiéndose capturado 26 ejemplares en la Fuente del Lobo, en el término de Yecla[xxii].
            En el año 1830, se despacharon nuevas órdenes estatales indicando a los Ayuntamientos que utilizasen nuez vómica o almendrilla, veneno destinado a la muerte de lobos y otros animales, dada la mayor efectividad y economía que ofrecía, respecto al tradicional pago a los loberos por las piezas abatidas. La secular persecución puso fin a la precaria subsistencia del lobo en los pueblos del Vinalopó, consumándose el exterminio del gran cánido durante la primera mitad del siglo XIX.
             Difícilmente volvería a oírse el sobrecogedor aullido del lobo, que al abrigo de las tenebrosas noches sembraba ansiedades y temores en las gentes que habitaban estas comarcas. Tan sólo conservamos reductos de la presencia del lobo en algunos topónimos de nuestros  pueblos. Así Crevillente contiene en su término municipal la partida de la LLobera. Hondón de las Nieves conserva la Serra de la Lopesa[xxiii]. Aspe albergaba en su callejero urbano del XVIII  la calle del Lobo y la calle del Zorro, y todavía hallamos “La Fuente del Lobo”, situada entre los términos de Monforte y Aspe. Elda nomina La Lobera a una zona que circunda la sierra del Cid, etc.
            Las historias orales contadas por nuestros mayores, constatan la presencia del cánido en nuestras tierras a principios del siglo XX. El lobo venía siguiendo a los ganados trashumantes de los Serranos en su periplo invernal. Un  refugio habitual del ganado era la “Cueva del Rollo” (ubicada en los límites de Aspe, Hondón de las Nieves y la Romana) y con la disipación los ganados trashumantes, también desaparecieron las esporádicas visitas del lobo a las comarcas del Vinalopó.
En nuestras tierras, el lobo hace tiempo que pasó a engrosar la lista de los animales de leyenda. Considero que las autoridades deben continuar el esfuerzo de  preservar este singular animal allá donde todavía persiste, tratando de mantener ese frágil equilibrio con el ser humano.
                                                                       

Notas                                                                                                             


[i]  Dicho fragmento se conserva actualmente en los fondos del Museo Arqueológico Provincial
[ii] RUBIERA MATA, María Jesús (1985): Villena en las calzadas romana y árabe. Alicante: Universidad de Alicante.
[iii] BERNABÉ PONS, Luís F. (1999): “Notas para la toponimia árabe de Elda y Petrer”. Revista del Vinalopó nº 2, p. 30. Petrer.
[iv] Archivo Municipal de Elche. Acta Capitular sig. a/2, 1400-1410, fol. 22.
[v] HISTORIA DE LA PROVINCIA DE ALICANTE.  VV. AA. Edad Moderna. Tomo III, p. 390.
[vi] AZUAR RUIZ, Rafael: El Castillo del Río. Alicante. Diputación 1994.
[vii] A. M. E. Acta Capitular sig. a/25 1585-1590
[viii] PÉREZ MEDINA, TOMÁS V. (1999): “La Carta Pobla de Petrer de 1611”. Revista de Moros y Cristianos de Petrer.
[ix] RICO NAVARRO, Mari Carmen (2000): Apuntes para la historia de Petrer: Vida y obra del presbítero Conrado Poveda. Petrer, Ayuntamiento.
[x] VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, Vicente (2009): “La presencia de moriscos en Sax en vísperas de la expulsión”. La Comunidad morisca en el valle del Vinalopó, IV centenario de su expulsión. Petrer. Centro de estudios locales del Vinalopó.
[xi] Archivo Municipal de Novelda. Cuentas de Clavería 1587-88, sig. 83/2
[xii]            Ídem                                Cuentas de Clavería 1602-03, sig. 83/3
[xiii] A. M. E. Protocolo de Petrus Sepulcre, 1593, fol. 40. Carta de pago de Nofre Montero  por el arrendamiento de las hierbas del término de Aspe.
[xiv] Archivo Municipal de Orihuela. Legajo  nº 333, doc. nº 54.
[xv] A. M. N. Cuentas de Clavería 1608-1636 sig. 83/4
[xvi] POVEDA I BERNABÉ, Rafael (1995): Els Llibres de Clavería de Monòver, 1652-1695.  Monóver.
[xvii]         Ídem,  p. 111.
[xviii]  Archivo Municipal de Novelda. Cuentas de Clavería, Legajo nº 89/1 1700-1702.
[xix] BERNAT i MARTÍ , J. F. y BADENES MARTÍ M. A. (1994): Crecimiento de la población valenciana (1609- 1857). Edicions Alfons el Magnanim. Valencia
[xx] Archivo  Municipal de Elche. IBARRA RUIZ, Pedro: Papeles Curiosos Tomo II. Documento nº 56
[xxi] Archivo Municipal de Orihuela. Legajos nº 819 y  nº 265 (documentos varios )
[xxii] CARPENA CHINCHILLA, Francisco José (1995): Manual básico de interpretación ambiental Coto Salinas. Yecla, Ayuntamiento.
[xxiii] NAVARRO, María Jesús (1999): “Els noms dels llocs del Vinalopó. Breu recull de topónims de Crevillent i del Fondó de les Neus”. Revista del Vinalopó nº 2, p. 55.


Imagen de el joven y el lobo tomado de: http://mcv.revues.org/1155, por lo demás un interesante artículo: El imaginario del joven en la cultura ibérica / Teresa Chapa y Ricardo Olmos

Enlace de descarga de otro interesante artículo: Totemismo del lobo, rituales de iniciación y cuevas santuario mediterráneas e ibéricas  /  Julio González-Alcalde

Imagen de lobo tomada de http://www.rios-galegos.com
Imagen de lobo cazado en As Quintas, Lobeira, Ourense, procede de http://www.terra.es/personal2/j.lobeira/