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lunes, 16 de marzo de 2015

Un pequeño aljibe en las canteras del Rincón de Morera

Camino a la cantera superior del Rincón de Morera
Con mis paseos por el Norte del término he ido redescubriendo una serie de elementos que inicialmente denominé "petroglifos" siguiendo la denominación comunmente aceptada, para describir una serie de obras incisas en la piedra en lo que podría ser un sistema de decantación tallado en la roca. La proliferación de estos petroglifos destinados a la captación y almacenamiento de agua asociados a las numerosas canteras (en especial las más grandes) que jalonan esta parte del término, me hizo cambiar el nombre y distinguir entre petroglifo y pileta en una acepción no reconocida en el diccionario usual de la RAE, aunque implícita en alguno de sus significados y que van desde calderones con pequeñas zanjas talladas para dirigir el agua a ellos, a pequeños aljibes, algunos notables en su ejecución, excavados en la roca.


Brocal y orificio de recogida de aguas
En el camino de acceso a una de las canteras grandes del Rincón de Morera hay un pequeño aljibe (o pileta) que con toda probabilidad está asociado a ellas, en un nuevo ejemplo de la relación comentada.



En este caso no hay zanjas excavadas aunque sí un orificio que actúa como recibidor de aguas de escorrentía. De nuevo estamos ante un depósito modesto en su capacidad (unos 2 metros cúbicos en total) y en su ejecución, con algunas particularidades: tiene forma rectangular, de 1'20 x 0'60 m. terminado en cono invertido con la parte estrecha orientada hacia el brocal circular, labrado sobre un sillar de piedra de 1'30 x 1'10 m. y 25 cm. de grueso con un diámetro de  0'60 m. El interior tiene las paredes enlucidas con mortero hidráulico, lo que denota que no es de construcción reciente, aunque las canteras a las que está asociado, se abandonaron en la década de los 60. La ubicación del pequeño aljibe, en medio del camino, podría indicar que se trata de agua para los animales de tiro. 
Bajorrelieve en una de las canteras mayores del Rincón de Morera
Por lo demás, estamos en las proximidades de Les Escultures de Mariano Ros, un conjunto de bajorrelieves que ha hecho famoso el lugar, antes apenas transitado. Uno de sus amigos (Cándido, por la firma) ha dejado en las paredes de las canteras y en algunos bloques sueltos su particular trabajo. En una de ellas puede verse uno de los barrenos que abandonaron los canteros clavado en la roca, lo que sirve también para anunciar el contenido de la próxima entrada.
Leyenda y barreno clavado en la parte superior  izquierda de la foto
En un mismo bloque, sobre cada una de las caras, Cándido ha tallado sendos bajorrelieves queriendo representar los arcos de la conducción de aguas potables del Obispo Tormo

martes, 26 de febrero de 2013

AL CASTELLAR DE MORERA POR UN ITINERARIO POCO COMÚN



Los seguidores del blog saben que casi todas las semanas ando enredado por el Norte del término. Después de tantas carriladas y petroglifos decidí hacer un alto en el camino y encaminar mis pasos a Ferriol (de nuevo) para terminar en El Castellar de Morera, un montón de años sin subir. 

Decidí desestimar la ruta habitual desde el Pantano para hacerlo justo por donde casi nadie lo hace: por las paredes verticales que miran al Este, allí donde la erosión eólica ha tallado pináculos y profundas oquedades en un paisaje más que peculiar. 

Al final no resultó tan complicado y tiene varios premios añadidos: se puede ver la cantera del Castellar, sin salida aparente hacia el valle por lo que puede que se haya mantenido intocada desde hace un montón de tiempo (tengo que volver a confirmar el detalle), una magnífica visión de lo que llamamos la cola del Pantano cubierta de carrizo, algunas curiosidades botánicas como un hermoso rodal de oloroso espliego y otros arbustos peculiares que otro día diré y por fin, como premio final, se sale a una de las partes recién excavadas, con dependencias y restos de las murallas del recinto en un punto en el que alcanzan más de metro y medio de espesor y una muestra del excelente trabajo de consolidación y protección de los restos y las dependencias excavadas; desde aquí mis felicitaciones al equipo.

La cola del Pantano; en primer término restos de muralla



Consolidación y protección de la excavación

La vara, al final, mide 1'20 m.
Paseando por allí se llega fácilmente al “primer asentamiento” de Mariano Ros, una serie de bajorrelieves en mitad del Castellar con motivos que después repetirá en el actual (justo encima de la cantera de Santa María, arriba del Racó de Morera). 




Reloj de sol con el gnomón partido. 


A la vista de lo que allí hay se entiende que con toda amabilidad le invitaran a no seguir: movió piedras para construir su “cau”, realizó los bajorrelieves en la roca, introdujo cemento y fabricó mortero, alguien acumuló útiles diversos que después se han quedado allí, etc. Ese rodal concreto ha dejado así de ser testimonio de épocas pasadas, aunque en última instancia las Administraciones Públicas deberían haber sido más cuidadosas en su control y haber atajado a tiempo la intervención en uno de los yacimientos más importantes de la comarca, estrechamente vinculado según las últimas propuestas con la refundación de de la ciudad musulmana en su actual emplazamiento.

Restos cerámicos
Del paseo extraje unas cuantas observaciones de interés: me sigue asombrando la sobreabundancia de restos cerámicos esparcidos un poco por todos los lados. También algunos hoyos en la piedra, probables soportes para pilotes de madera, uno de ellos con restos cerámicos en su interior que algún “voluntario” ha decidido poner allí[1]; del mismo tamaño una pequeña cubeta con un canalillo (o sea un inevitable petroglifo, seguro que hay más) pero lo mejor de todo es que me fui con la sensación de que tengo que volver.
Hoyo en la piedra probablemente para meter un poste de madera, con fragmentos de cerámica


Petroglifo en el Castellar
Selección de material digital de interés:


Le Castellar de Morera d'Elche est il la Madînad'al-Askar des textes arabes? / Pierre Guichard








[1] La visita a yacimientos arqueológicos no controlados se debe hacer dejando intocado cualquier elemento en especial los restos cerámicos. Cuanto más completos se recuperan los cacharros más información histórica se puede extraer de ellos, así que no hay que mover las piezas; debería ser suficiente con fotografiarlas y dejarlas “in situ”.