lunes, 4 de junio de 2012

Una sombra se cierne sobre la ciudad blanca: Acerca de la guerra de carretillas



Protegida por palmeras seculares la ciudad entera dialogaba con el firmamento. Creaba estrellas, una lluvia incesante en respuesta a las que procedían del cielo. Una virgen en los altares y arriba en la torre más alta se exhibía como reclamo y respuesta al atrevimiento divino. Palmeras en el cielo. Palmeras de luz en la tierra; en desigual batalla los simples mortales con una astucia pueril pretendían confundir a la noche. La luz, el sonido sibilante de los cohetes y otros artificios, los colores y resplandores en la oscuridad eran sus armas. La antigua alquimia del azufre, la potasa y el carbón no solo originaba estruendo y luces, también dejaba en el aire un aroma que terminaba siendo embriagador, un instrumento más al servicio de la ceremonia de la confusión. No entres. No pases. De todas las formas posibles: ruido, luces, aromas, sentidos, rastros de humo sobre rostros extasiados. Una sensación de victoria provisional se cernía sobre la ciudad cuando al alba, tras el amanecer se recogían los rastrojos de la batalla sabiendo que nada es inútil, que un año más se ha aplazado la llegada de la sombra, que sus alas apenas nos han rozado. La vida sigue.

Todas las fiestas sirven de conjuro, pero en especial las que giran alrededor de los fuegos de artificio. En definitiva es la vieja receta homeopática: cuando una carretilla se lanza es para asustar de muerte a alguien. Cuando la luz que emana de ellas parece surgir de improviso, sujeta como por arte de magia a la mano ajena, si tienes miedo corre y te perseguirá. El trueno final, ahora prohibido, era el castigo de los culpables, una remisión a los usos menos nobles de la pólvora, cuando derruía murallas y sembraba la muerte, tanto que su presencia arranca aún hoy unas ganas incesantes de huir y alejarse, como si fuera un acto reflejo. Quienes hablan de una tradición de pocos años olvidan que de antiguo y está documentado, en los días de fiesta se llegaban a disparar arcabuces, morteros, cañones y otros instrumentos de muerte con la finalidad expresa de alejar las viejas maldiciones bíblicas: el hambre, la peste, la muerte y también la guerra. Los años de prohibición durante el franquismo no fueron un corte: en el campo casi alrededor de cada venta, se disparaban carretillas en una auténtica guerra. En algunos puntos de la ciudad lo mismo y la policía sabía que se corría más riesgo intentando hacer cumplir la estrecha ley que dejar hacer. Al final de la transición fue casi un deporte lanzarle carretillas a las autoridades, a cualquier autoridad, en especial si asumían el papel en el momento.


El Ayuntamiento, auténtico mantenedor de la Nit de l’Albà ya recortó gastos el año pasado: se vieron menos palmeras, menos cohetes y menos luces; se cambió el lugar de las mascletás sin criterio, y ahora de nuevo sin criterio se prohíben las carretillas como si ello fuese posible. Las representaciones sacras en el interior de los templos también fueron prohibidas y si hoy El Misteri es patrimonio de la humanidad es precisamente por haber hecho caso omiso a las indicaciones y la guerra de carretillas, presente por cierto en multitud de sitios del Mediterráneo, no va a desaparecer porque lo diga la UE, solo cambiará de lugar y de forma, haciendo su ejercicio más incontrolado y por ello más peligroso. Aunque, todo hay que decirlo, es posible que la crisis al precio que se están poniendo los truenos y las carretillas preste más servicio a la prohibición que la prohibición misma. Encima las burdas excusas como la supuesta mala prensa al salir publicado cada año el número de heridos en la guerra de las carretillas cuando el número de visitantes en esa noche ha venido creciendo en progresión geométrica, entre otras cosas por su esplendor y por la tranquilidad con que los visitantes podían acercarse al centro histórico... En el fondo y en cualquier caso, lamentable. Y al final, como empecé: la oscuridad va a seguir ganando terreno lo que no es un  buen augurio.



Guerra de carretillas:


Si en Youtube se busca "guerra de carretillas" en Elche, salen un montón.
Fotos procedentes de las citas digitales

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