domingo, 15 de julio de 2012

Nuevos elementos patrimoniales de interés arquitectónico, arqueológico y etnológico localizados en el ámbito del río Tarafa / Felipe Mejías López


La entrada que publicamos hoy es un artículo de inminente publicación bajo el mismo título en la revista de fiestas de Aspe La Serranica de este año, aunque ya existe como publicación digital. Se trata de una memoria que expone los resultados de los trabajos de adecuación del cauce del Tarafa hasta su confluencia con el Vinalopó, que incluye la prospección arqueológica y etnológica de los restos encontrados. 


Como marco general y para los no iniciados decir que tras la reconquista y probablemente como reconocimiento de derechos preexistentes en época árabe (y digo yo que incluso como probable consecuencia derivada de un poblamiento musulmán en el Castellar de Morera, previo a la refundación del Elche actual), tenemos, según artículo publicado en su día en el blog por Gonzalo Martínez Español y Felipe Mejías López, autor del texto que ahora publicamos,  que...  Tras la Reconquista, el Infante Don Manuel otorgaba mediante el privilegio de 5 de Abril de 1268 la propiedad de las aguas del Vinalopó a los pobladores de la villa de Elche, (Azuar, 1994). Esta donación incluía las aguas nacidas de diversas fuentes, dentro del cauce del río Tarafa, su afluente, en el  término municipal de Aspe. Según el profesor Azuar, los derechos sobre estos espacios hídricos parecen tener su origen en época islámica, dada la cercanía del Aspe musulmán a la antigua “Medina Ily” (Elche), ya que la “Medina Ily” debió ejercer el derecho de uso y explotación de las aguas del Vinalopó sobre los núcleos rurales islámicos de la cuenca del río.
 Las aguas de Aspe suponían un  porcentaje muy elevado sobre la totalidad del caudal hídrico que entraba en la Acequia Mayor de Elche, pues así se constata en estimaciones realizadas en diferentes siglos...

Estos derechos fueron objeto de numerosos pleitos entre ambas ciudades que en diversas sentencias transcritas y comentadas por D.Pedro Ibarra y Ruíz  en Aguas dulcesde Elche...,
reconocen los derechos de aguas de la Universidad de San Juan y la Acequia Mayor sobre el Tarafa. De nuevo, como en la derivación del Vinalopó de Lafarga resulta que en la actualidad (si no me equivoco) el Ayuntamiento es el titular de los derechos citados a través de la Comunidad de Regantes de la Acequia Mayor quienes tradicionalmente y hasta primeros del XX al menos realizaban las operaciones necesarias para el mantenimiento de las conducciones. En consecuencia el interés del trabajo que reproducimos se centra en el afloramiento, localización y en su caso propuesta o restitución de un conjunto de elementos materiales pertenecientes a varias infraestructuras hidráulicas, algunas de titularidad municipal y que en parte ya se mencionan tanto en la anterior entrada de Gonzalo Martínez  y Felipe Mejías como en la obra citada de D. Pedro Ibarra.
No obstante aunque toda la memoria resulta de interés local, lo que se expone es su parte final, en la que se concentran la mayor parte de restos relativos al patrimonio hidráulico: minas y afloramientos de agua, acequias, azudes, molinos y fuentes.
Quedan fuera elementos tan interesantes como los restos del puente del camino Real que unía Alicante y Madrid, una necrópolis de época árabe, nuevos yacimientos arqueológicos o la restauración y en su caso propuesta de restauración del cauce a su paso por la ciudad de Aspe y otras infraestructuras hidráulicas; para eso remitimos al curioso espectador que desee conocer en detalle la memoria o ampliar datos, a la edición digital:

O en su caso a la obra impresa, de inmediata publicación.

Como reflexión final es inevitable comparar lo que hace Aspe y lo que está haciendo Elche en el cauce. Volveremos a ese tema.


NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO LOCALIZADOS EN EL ÁMBITO DEL RÍO TARAFA / Felipe Mejías López

INTRODUCCIÓN:
El pasado mes de noviembre de 2010 se dio comienzo a las obras de restauración medioambiental del río Tarafa a su paso por el término municipal de Aspe. Dicha actuación, que ha sido impulsada por el Ministerio de Medio Ambiente a través del órgano competente en estos casos, la Confederación Hidrográfica del Júcar, se ha cofinanciado con fondos europeos FEDER. El objetivo primordial de esta iniciativa consiste en la adecuación y reintegración de los valores paisajísticos y medioambientales del río y zonas aledañas al cauce, a la vez que se articula de manera eficiente este corredor fluvial como elemento integrador entre las diferentes zonas por las que discurre, facilitando su uso como paraje natural por parte de los ciudadanos.
 De acuerdo con la legislación vigente, este tipo de proyectos debe incorporar necesariamente un seguimiento arqueológico intensivo a pie de obra que supervise y, en su caso, minimice o impida la posible afección sobre las estructuras arquitectónicas, yacimientos arqueológicos o cualquier otro bien cultural que pudiera existir en el cauce y su entorno más inmediato. En este caso, estas tareas han sido adjudicadas a la empresa de arqueología, restauración y gestión del patrimonio ARPA Patrimonio S. L., correspondiendo la dirección de las mismas al autor del presente artículo.

Curso medio del Tarafa:
Apenas unos metros aguas abajo de este punto(se refiere a un paraje en el que han aparecido antiguos muros de finalidad hidráulica junto a la EDAR de Aspe) el río se remansa al retener sus aguas la rafa de Perceval. La actuación ha desmontado todo el paquete de tierras y la estructura de bloques apoyada sobre solera de hormigón que incomprensiblemente la cubrían desde hace unos años; se ha dejado así al descubierto en toda su extensión la fábrica del azud, construido en el segundo tercio del siglo XIX para dar servicio a los regantes de las zonas más bajas de la Huerta Mayor. También se han reintegrado a su lugar las losas de mármol rojo que se encontraban desplazadas de su emplazamiento original en la coronación y se ha descubierto durante los desbroces su estribo izquierdo, de unos tres metros de altura y construido a base de mampostería cogida con mortero de cal hidráulica. Tanto el frontal de la rafa como el muro de contención están decorados con la inclusión de pequeñas agrupaciones de piedrecitas dispuestas en el enlucido de manera más o menos simétrica. En el lado izquierdo del embalse apareció la boca-mina de la fuente del Cura, antiguo manantial explotado al menos desde el siglo XVIII y actualmente casi soterrado, al que habría que poner en relación con el azud contiguo. Por los planos históricos de la Junta de Riegos de la Acequia Mayor de Elche sabemos que a los pies de este azud existe otro de menor empaque -actualmente cubierto por los arrastres del río- que se construyó en la segunda mitad del siglo XIX para recoger las aguas de la fuente de Romero, situada hacia el lado derecho del salto de las aguas de Perceval.

EL CURSO BAJO DEL TARAFA. DESDE LAS CANALES-HUERTA MAYOR HASTA QUINCOCES
A doscientos metros de la rafa de Perceval encontramos en el lado izquierdo del cauce la embocadura de la mina de Barrenas. De allí surge soterrada la canalización de aguas potables que bajo el amparo del obispo de Orihuela, José Tormo, se construyó entre 1785 y 1789 (Martínez Español y Mejías López, 2005: 197-224). Muy cerca del arranque de la canalización, a una veintena de metros de la caseta de registro donde se da paso a las aguas y arrimada a la terraza por donde discurre la acequia de la Acequiecica, ha aparecido medio enterrada una estructura de aparente planta semi-hexagonal y escasa elevación a base de cantería bien escuadrada. Se encuentra enlazada a ambos lados con muretes de piedra de buena factura recibida con mortero de cal. El avance de los trabajos la ha vuelto a sepultar por lo que solo podemos afirmarnos en la certeza de su relación con el paso soterrado de la conducción de aguas por este punto.


Paramento de sillería de naturaleza indeterminada ubicado junto a la cañería de la mina de Barrenas. Los fragmentos de piedra labrada que aparecen junto a él corresponden a la acequia de la Acequiecica.

Prácticamente a continuación se han localizado algunos tramos de la cañería hasta ahora ocultos, destacando especialmente uno de unos seis metros de longitud compuesto por tres segmentos construidos a base de mortero de cal compactado con gravas y pequeños cantos rodados. En su interior se disponen los arcaduces de cerámica vidriada para transporte del agua, que todavía llega hasta este punto como hemos podido comprobar al advertirse filtraciones por roturas de la cañería. La conducción continúa


Restos de la conducción de aguas de Aspe a Elche, construida entre 1785 y 1789. En este caso quedan a la vista los módulos de hormigón antiguo de mortero de cal, en cuyo interior se embute la cañería de barro cocido y vidriado. 

oculta serpenteando por todo el margen derecho del río, en cuyos taludes se observan numerosos fragmentos de arcaduces y en ocasiones piezas de cantería labrada, como los restos de una pila de decantación de limos en la zona de Meseguera o un gran bloque con vaciados y perforaciones -tal vez un respiradero o aliviadero de presión- aparecido en la confluencia con la rambla del Sastre. Evidentemente, los trabajos agrícolas y los desmontes y parcelaciones que se llevan a cabo con cierta frecuencia en toda la zona han afectado de manera irreversible a la conducción, cuyo trazado puede rastrearse todavía con cierta precisión utilizando como guía el proyecto original de Gonzálvez de Coniedo y Miguel Francia, presentado en octubre de 1783[i]. A lo largo de todo el siglo XIX la Junta de Aguas de la Acequia Mayor de Elche promovió constantemente los intentos por mejorar los caudales del Tarafa, cuyas aguas le pertenecían a partir de la rafa de Perceval. Para facilitar esa labor encargaba con cierta periodicidad la elaboración de planos y cartografías completas de todo el curso del río, cuya consulta nos ha sido tremendamente útil para localizar e identificar las infraestructuras hidráulicas diseminadas a lo largo del cauce.

Muchos de estos elementos han desaparecido, bien por la propia actividad del río (avenidas, soterramientos) bien por el abandono o maltrato. No obstante, gracias a esta documentación conocemos la ubicación de los tres azudes de captación de aguas para los correspondientes molinos de Meseguera, Quincoces y Bayoneta, con sus correspondientes canales. Restos significativos de estas canalizaciones han aparecido en las cercanías del molino de Meseguera, e incluso un gran bloque de piedra caliza de 170x115x45cm con rozas laterales, posiblemente parte del azud de este molino. No se han hallado sin embargo restos de los demás azudes, que podrían permanecer sepultados bajo los sedimentos. Poco podemos decir acerca de los molinos[ii]. Su estado de ruina absoluta -en dos de ellos intencionada- los hace más proclives a una excavación arqueológica que a un estudio etnológico. Tan solo permanecen parcialmente visibles los dos cubos del molino de Meseguera y las salidas al cauce de los cárcamos, sobre los que cruza un camino. El de Quincoces se colmató con sus propios derrubios, mientras que los dos cubos del molino de Bayoneta y el cequión que le suministraba el agua han quedado ocultos por los arrastres del río y la maleza. En los tres casos su funcionamiento y maquinaria responden a la tipología de molino horizontal de cubo. La desaparición casi completa de estos ingenios hidráulicos, transformados prácticamente en montones informes de piedra, será sin duda uno de reproches que las generaciones venideras podrán hacernos con todo merecimiento.
Los planos ya citados recogen minuciosamente la ubicación de todas y cada una de las fuentes y manantiales que vertían sus aguas al río y en casi todos los casos hemos vuelto a localizarlas durante el seguimiento. Muchas de ellas permanecen activas mientras que otras, como la fuente del Berro -apenas unos metros antes de llegar a la rambla del Sastre- o la de la propia rambla, no son advertibles en superficie[iii]. Algo similar sucede con las galerías de captación practicadas en el talud izquierdo a continuación de la mina de Barrenas, aunque solo se conserva una. Posiblemente fueron excavadas a finales del siglo XVIII o durante la primera mitad del XIX.



Ruinas del molino de Meseguera. En el tercio izquierdo de la imagen se observa la estructura hacia el exterior de los cubos.









Vista desde arriba de uno de los cubos del molino de Meseguera. FELIPE MEJÍAS LÓPEZ




















Mina de captación de aguas en el paraje de las Canales, posiblemente excavada en la primera mitad del siglo XIX.

Merecen destacarse algunos hallazgos efectuados en este último tramo del Tarafa. Durante las tareas de perfilado y desbroce de los taludes del lado izquierdo en el sector de Meseguera pudimos identificar una pieza de sílex tipo "laminita", de unos ocho centímetros de longitud y algo más de un centímetro de anchura, con uno de sus extremos truncado y evidentes signos de retoque y lustre: en un primer análisis su tipología parece acercar la pieza a un horizonte cultural neolítico. Aunque ha aparecido descontextualizada, tal vez arrastrada hasta allí desde niveles superiores y a simple vista no se advierten en las inmediaciones evidencias de estructuras domésticas, fosos, lugares de cocción o piedras rubefactadas, no se descarta la existencia de algún yacimiento en los niveles inferiores de las terrazas aledañas. La cercanía del lugar a la necrópolis tardo antigua de Vistalegre ha proporcionado también durante las tareas de seguimiento y prospección algún fragmento cerámico bastante rodado de terra sigillata hispánica tardía y norteafricana. Finalmente se han recuperado dos rulos de era para la trilla en el paraje de Quincoces. Uno de ellos presenta sección estrellada con las correspondientes acanaladuras y eje de hierro y apareció inmerso dentro de las aguas formando parte de un antiguo paso para vadear el río. El otro, de sección cilíndrica y con una entalladura central (lo que nos hizo pensar en un primer momento en un fragmento de columna o tal vez un miliario reaprovechado), apareció también en el lecho del río a los pies de la casa de Quincoces. Ambos se encuentran depositados en las dependencias del Museo Histórico Municipal.

Rulos de era descubiertos en el paraje de Quincoces.

No quisiéramos terminar sin antes hacer una reflexión. Se hace imperiosamente necesario ultimar la creación del catálogo municipal de bienes y espacios protegidos, sobre el que nos consta que se está trabajando, así como la aceleración de los trámites para conseguir la inclusión de todos estos bienes dentro del Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano, protegiendo a los más significativos con las declaraciones correspondientes de Bienes Inmuebles de Relevancia Local (BRL). De esta manera se evitarían posibles destrucciones o afecciones, como ha sucedido con las rafas del Fauquí o la Zenia.
Una vez se dé por finalizada la actuación en curso, la tutela del patrimonio existente y las futuras estrategias de intervención sobre este deberán ser asumidas en primera instancia por el Ayuntamiento de Aspe, quien deberá convertirse en el garante de su conservación y promover su puesta en valor mediante su catalogación y estudio definitivos. De esta manera se podrá ofrecer a todos los aspenses y ciudadanos que visiten el río un ejemplo de cómo pueden convivir de manera armoniosa la recuperación y el mantenimiento de un espacio natural de calidad con el respeto por su patrimonio arquitectónico y arqueológico.

La Rafa de Perceval antes de su restauración
La Rafa de Perceval tras la restauración
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ

FUENTES DOCUMENTALES
Archivo Histórico Nacional (AHN). Sección Consejos. Legajo 22859, expediente 5.
Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Alicante (AHDPA). Correspondencia relativa a Hacienda: informes y recursos (1762-1830). Legajo GE 12610/1.
Archivo Histórico Municipal de Aspe (AHMA). Libros de actas de plenos municipales.
Archivo Histórico Municipal de Elche (AHME):
Año de 1783. Aguas. Presupuesto del costo de las obras necesarias para la conducción del agua dulce pedido por el Ilmo. Sr. Obispo D. José Tormo de Juliá a los arquitectos D. Miguel Francia y D. José Gonzálvez de Coniedo. Legajo 5, documento nº 2.
Memoria. Año 1910. Proyecto de obras en las fuentes de Romero y Barrenas para conducción de las aguas potables de Elche. Legajo 35, documento nº 9.

BIBLIOGRAFÍA
J. M. CANDELA GUILLÉN y F. MEJÍAS LÓPEZ (2011): La memoria rescatada. Fotografía y sociedad en Aspe. 1870-1976. Ediciones Tívoli. Gandía.
J. M. CREMADES CAPARROS (1992): “La Rafa de Percebal, La Acequiecica y La Fuente de Barrenas”. Revista La Serranica, nº 40. Aspe, pp. 45-48.
J. M. CREMADES CAPARROS y F. P. SALA TRIGUEROS (1994): “Las Canales. La conducción de agua potable de Aspe a Elche. Siglo XVIII”. Revista La Serranica, nº41. Aspe, pp. 82-88.
J. M. CREMADES CAPARROS y F. P. SALA TRIGUEROS (1998): “Construcciones para el aprovechamiento de las aguas del Tarafa y Vinalopó: molinos y rafas”. Revista La Serranica, nº 43. Aspe, pp. 35-39.
M. CREMADES CREMADES (1966): Aspe, Novelda y Monforte. Imprenta-Papelería Tomás Fernández, AlicantJ. GARCÍA GANDÍA (2008): Arqueología en Aspe. Poblamiento y territorio. Excmo. Ayuntamiento de Aspe.
J. HERMOSILLA PLA (coord.) (2007): Los regadíos tradicionales del Vinalopó (Alto y Medio). Volumen 8. Primera Parte: Contexto geográfico y marco histórico de los regadíos tradicionales del Vinalopó (Alto y Medio). Segunda parte: Catálogo e inventario de los regadíos históricos: sistemas y elementos del patrimonio hidráulico del Alto y Medio Vinalopó. Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano y Museos. Departamento de Geografía de la Universidad de Valencia.
P. IBARRA RUIZ (1926): Aguas dulces de Elche. De Barrenas a Romero.1785-1846. Noticia documentada relativa a la posesión de dichas fuentes por el Ayuntamiento de Elche. Excmo. Ayuntamiento de Elche.
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F. P. SALA TRIGUEROS y M. CREMADES CAPARROS (2005): "Catálogo de arquitectura rural de Aspe". En T. PEREZ MEDINA (coord.), El patrimoni històric comarcal. II Congrés d’Estudis del Vinalopó. Centre d’Estudis Locals del Vinalopó. Petrer, pp. 151 a 180. FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
T. V. PEREZ MEDINA (1999): Los molinos de agua en las comarcas del Vinalopó (1500-1840). Centre d’Estudis Locals. Petrer

NOTAS
Quiero mostrar mi agradecimiento a Gonzalo Martínez Español por haberme ofrecido desde el inicio de las obras toda la cartografía y documentación de archivo de la que dispone acerca de las infraestructuras hidráulicas del Tarafa. Por motivos similares hago extensiva mi gratitud a José Ramón García Gandía. Mi reconocimiento también al actual Ayuntamiento de Aspe y muy especialmente a María Berna García, directora del Museo Histórico Municipal, por la colaboración, interés y apoyo constantes demostrados durante mis tareas de seguimiento de las obras. Y a José Ramón Ortega Pérez, gerente de ARPA, por haber confiado en mí y por su respeto.


Imagen de la cabecera. Tramo de la acequia del Fauquí al inicio de su recorrido en el Hondo de las Fuentes

[i] AHME: Legajo 5, documento nº 2. Año de 1783. Aguas. Presupuesto del costo de las obras necesarias para la conducción del agua dulce pedido por el Ilmo. Sr. Obispo D. José Tormo de Juliá a los arquitectos D. Miguel Francia y D. José Gonzálvez de Coniedo.

[ii] Cremades Caparrós y Sala Trigueros (1998: 35-39. 2005:167-177) han abordado los primeros trabajos de catalogación y estudio de los molinos y rafas de los ríos Tarafa y Vinalopó a su paso por Aspe. Otros autores (Pérez Medina: 1999) abren el foco sobre un territorio más amplio para efectuar un completo estudio sobre los diferentes tipos de molinos existentes en la cuenca de Vinalopó.

[iii] Testimonios orales nos indican cómo hasta comienzos de los años sesenta del pasado siglo era frecuente bañarse y pescar en el charco formado por este manantial, situado a los pies de la finca Vistalegre.

2 comentarios:

  1. Excelente artículo Gaspar. Espero que las autoridades pongan su empeño en la conservación y restauración de nuestro patrimonio hidraúlico.

    Un saludo.
    sergio.

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  2. Gracias Sergio, pero me he limitado a editar el texto y a recortarlo, de lo cual no me siento muy orgulloso, pero bueno, el original completo está accesible a todos.

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