miércoles, 17 de julio de 2019

DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ. Gregorio Alemañ

De nuevo presentamos un artículo de Gregorio Alemañ García, jefe de la Oficina Técnica de Patrimonio del Ayuntamiento de Elche que combina elementos de investigación, de difusión y conocimiento acerca de los avatares históricos y la situación actual de este singular Bien de Interés Cultural de titularidad municipal, demasiado maltratado pese a ello, como se indica. La abundante información gráfica que contiene obliga a dividirlo en dos partes, aunque como siempre al final se va a proporcionar el enlace de descarga a quien quiera tener el artículo completo. Espero que lo disfruten y también que la exposición sirva para que al menos, no vuelvan a realizarse "acondicionamientos" y "restauraciones" al margen o pasando por encima del innegable valor artístico e histórico del monumento. A nivel personal diré que tanto las dos entradas como la que a continuación expondré, son un homenaje a Rafael Navarro Mallebrera,  Archivero-Bibliotecario, quien desde su autoridad manifiesta como profesor de Arte y experto en barroco, reiteradamente decía que San José era el más claro ejemplo vivo de construcción conventual del barroco valenciano. Gracias a él, de vez en cuando bajaba al templo intentando ver son sus ojos todas las maravillas que incluye. 

GREGORIO ALEMAÑ GARCIA

DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ

"Tres conventos existen en esta villa: uno de ellos es el de San José de la orden de PP 
Franciscanos situado á la salida del pueblo para Orihuela en el barrio de Santa Teresa: es de 
buena fábrica, bastante capaz y en Su centro se ve un grande patio rodeado de un soportal con 
varias pinturas alusivas á la vida de San Pascual Bailon: en el centro del patio hay un POZO ó 
cisterna de aguas de lluvias; y junto al edificio un huerto de palmeras y otros árboles frutales...
 en la actualidad se halla destinado á hospital; y en su iglesia no solo se dice misa sino que 
se ha reclamado del Gobierno la habilite como ayuda de parroquia de la del Salvador

Pascual Madoz.
Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.
Madrid, 1847.

Tal vez, Ia que ahora es conocida como Ia iglesia de San José, aparentemente sencilla y llamativa por su exuberante decoración y policromía interior, fue en su día Ia construcción principal del que fuera el convento de San José, uno de los más emblemáticos y distinguidos de los que haya tenido Ia ciudad.
Situado en Ia margen derecha del cauce, en el barrio de Santa Teresa, entre Ia ladera del Vinalopó y el cruce del camino de Orihuela y el de Catral donde se ubicara Ia Cruz de Término, con su fachada principal a norte, a Ia actual plaza de los Reyes Católicos, conocida anteriormente como el Passeig del Xilindró, con su huerta que lo rodeaba desde Ia rambla por su parte sur lindante con Ia actual calle Sor Josefa Alcorta, ubicada en el interior de un huerto de palmeras conocido por el mismo nombre que el convento, con una alberca (todavía existente sus restos), que se alimentaba de Ia acequia de Marchena.
 
Img. 1. Vista hacía el sur, actual del conjunto del convento de San José.
La iglesia era Ia parte central de un conjunto formado por, un claustro a su izquierda, dependencias para los frailes y una segunda capilla que posteriormente se adosaría a poniente, perteneciente en su día a los Hermanos de Ia Orden Tercera y dedicada a San Francisco de Asís. EI conjunto quedaba enmarcado con el huerto de palmeras que Ia rodeaba por el este y el sur, mientras que por su fachada principal, discurría de norte a sur por el camino de Orihuela, un Vía Crucis con sus respectivas estaciones de Ias que tan solo se conservan tres de sus paradas.
La edificación de tipología barroca, mantiene en su conjunto los rasgos comunes de Ias propias de Ia Comunidad Valenciana, emparentada según Gaspar Jaén, con los Capuchinos de Monovar y Santo Domingo de Orihuela. Sin embargo, Ia abundante decoración interior de sus pinturas, Ia azulejería de los zócalos, Ia austeridad del claustro, los tragaluces de Ia cubierta a dos aguas, su singular espadaña con Ia campana que perteneciera a Ia ya derruida ermita de La Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, etc., hacen del conjunto un enclave singular y único de nuestro patrimonio arquitectónico religioso, reconocido como bien de interés cultural (BIC).
La riqueza decorativa de su interior, contrasta con Ia sencillez y austeridad de sus fachadas, maltratado en su conjunto por Ias distintas actuaciones que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo, en parte, consecuencia de los distintos usos a que se han destinado sus construcciones, y en gran medida, por Ia falta de sensibilidad en Ias actuaciones que se han ido sucediendo, sobre todo, en estos últimos tiempos. A pesar de éstas y de los variados usos a que se ha dedicado, Ia edificación ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días, pese a Ia poca atención que se le ha prestado y se le presta, máxime si consideramos que este singular y exclusivo conjunto es propiedad del Ayuntamiento de Elche, pues Ia comunidad católica solo hace uso de Ia iglesia por un arrendamiento en precario, es decir, de modo gratuito.
EI convento de los Franciscanos, se establece en esta ciudad a instancia de la Sra. Marquesa de Elche Doña Juana de Portugal, en el mismo sitio donde existiera una pequeña ermita dedicada a San José. Las obras de esta primera iglesia se iniciaron a mediados de abril de 1561 y quedó bendecida el I de noviembre de 1562 por el Obispo de Ia isla de Candía don Marco Soriano que se encontraba de visita por estas tierras (1). En sus inicios contaba con ocho frailes venidos del Pedroso, con Fr. Alonso de Llerena como Comisario y Guardián de Ia nueva casa (2).
En este convento, tomaron el hábito el beato Andrés Hibernón (1565) y fue visitada por San Pascual Bailón (1566) (3) y el santo fray Pedro de Alcántara. En la actualidad todavía se conserva una pequeña gruta junto a la alberca del huerto, cerrada con una reja de hierro, en la que hasta hace unos años, se albergaba la imagen de este santo y que también fue utilizada anteriormente como casa-cueva conocida como del tío Pepe.
Esta primera iglesia se construye a expensas de los Marqueses de Elche, Sres. Duque de Maqueda como patronos de Ia misma, de traza similar a Ia existente en el Pedroso; estaba construida con “maderas del frondoso pinar que poblaba toda aquella porción de territorio hasta Carrús (4).Este primer convento fue cabeza de Ia provincia hasta Ia construcción del convento de San Juan de Ribera en Valencia, el I de noviembre de 1562 (5) con el que no pudo rivalizar.
Nada se conserva ya de este edificio, que se describe como uno de los mejores y más hermosos que ha tenido Ia Orden y que más tarde será sustituido por el actual, como tampoco queda ya vestigio alguno del frondoso pinar que se menciona. En esta época, Ia comunidad contaba ya con un total de 54 frailes.

En estas fechas, el convento estaba aislado y Ia comunicación con el pueblo resultaba una labor penosa al tener que cruzar Ia Rambla por el único puente de tablones de madera que existía para cruzar el río al final de Ia Cuesta de Bonus en el ravaI. En repetidas ocasiones los frailes plantean el traslado del convento a Ia ciudad y finalmente, será en 1613 cuando consiguen Ia autorización eclesiástica para tal fin. Para posibilitar el traslado, en 1648 se inicia Ia construcción de un nuevo convento en Ia Casa de los Malla (después del Dr. Caro, al fondo del callizo de Ia Alpujarra) de Ia calle Alpujarra (6), cuando todavía perduraba Ia epidemia de peste que azoto Ia ciudad y que se había iniciado el año anterior. Todavía y a instancias del Duque, el 2 de junio de 1648 se volverá a trasladar de nuevo Ia Orden, en este caso, a Ia casa de Caro.

A tenor de Ia epidemia y dada Ia situación alejada de Ia ciudad, el convento se ocupa como lazareto u hospital donde tratar Ias enfermedades infecciosas, en un intento de proteger al resto de Ia población. Una vez concluida Ia plaga, recuperara su uso original y los frailes de  la orden regresan a él nuevamente.
Este primer edificio, fue completamente derruido en 1678 para construir en su lugar una nueva construcción, todavía bajo el patronato del Marques de Elche (7). El Ayuntamiento propone edificar un nuevo convento a su cargo y sus obras se prolongaran durante casi 25 años. El resultado será una obra singular y notoria, de los mejores y mas hermosos que tiene Ia Provincia (8), que destacaba por su extensa y completa biblioteca, retablos, lienzos y decoraciones.
De este edificio solo perdura Ia actual iglesia, de planta de cruz latina, corto el crucero y sin cúpula, con tres capillas a Ia derecha (dedicadas a “San Pascual”, “Santa Ana” y del “Santísimo Cristo”), y tres a Ia izquierda (“San Pedro Alcántara”, “Niño Jesús” y “San Antonio”). Hacía principios de 1700, quedará terminado el claustro (según Tormo), y será a lo largo de este siglo, cuando se decoran Ias capillas laterales de Ia iglesia tal y como Ias conocemos ahora.

La capilla de Ia Orden Tercera se edifica con permiso concedido el 6 de enero de 1718, pues hasta esta fecha, Ia Orden celebraba sus ceremonias litúrgicas en una de Ias capillas de Ia  iglesia del convento, en Ia capilla de San Pedro de Alcántara. Las obras de esta capilla finalizaron y fue bendecida, el 27 de febrero de 1739.
Con Ia desamortización de Mendizábal decretada el 8 de marzo de 1836, los frailes son expulsados y el convento recobra nuevamente su uso como hospital (Casa Hospital de Beneficencia), que antes existiera en Ia Corredera (Hospital de Ia Caridad, de 1564). Por Real Orden de 11 de junio de 1841, se autoriza este uso que se mantendrá más de un siglo hasta principio de los 60 y se concede a su vez, Ia cesión de Ia propiedad del edificio al Ayuntamiento. En 1884, se instaló Ia comunidad de Ias Hermanas de Ia Caridad para el cuidado de los enfermos. Inicialmente, desde 1835, las dependencias del convento se dedicaron como escuelas de instrucción pública.
Como nota anecdótica, en 1852, se llevaron a cabo Ias obras de urbanización del Paseo del Chilindrón, donde se utilizaron los azulejos del convento para revestir los bancos (9).


En 1887, eI alcalde Don José Rodríguez, independientemente del uso hospitalario, instaló un asilo de ancianos en Ia planta baja del Hospital que sería atendido por Ia Junta de Señoras, presididas por Fernanda Santamaría cuya intervención, junto con Ia de su marido José Revenga, desempeñaron un papel determinante para conseguir, primero, Ia ampliación del asilo a Ia nave de Ia antigua capilla de Ia Tercera Orden (5 de junio de 1909) hasta ahora utilizada como almacén (10) y más tarde, resultando pequeño este espacio, se trasladó a un nuevo edificio que se corresponde con el actual, cuyas obras se iniciaron a principios de junio de 1916 y fueron inauguradas el 2 de febrero de 1919.

En lo que respecta a Ia antigua capilla de Ia Orden Tercera, Ia petición de ampliación del asilo se formuló estando ya esta construcción en ruina, ocasionada por el derribo, este mismo año de 1909, por parte del Ayuntamiento y al objeto de ampliar Ia calle (actual Sor Josefa Alcorta), del muro y Ias cinco capillas de poniente, dejando tan solo Ias arcadas de acceso a dichas capillas, lo que supuso el inminente hundimiento de su cubierta.
Después de su uso como asilo, Ia capilla de Ia Orden Tercera se utilizó como almacén municipal y posteriormente, tras su derribo parcial, como parque móvil. Probablemente, a raíz de Ia autorización de Ia ampliación del asilo, es cuando se procedió al levantar el muro derruido que cierra Ias arcadas de Ias capillas derruidas, así como a ejecutar el forjado que cubrirá Ia planta baja para posibilitar habilitarla para este uso.

La edificación que existía anexa a Ia derecha, frente a Ia fachada principal de Ia iglesia, albergó Ia Escuela de Párvulos de San Vicente de Paul desde 1896 hasta principios de los años 70, según inscripción de Ia placa de mármol blanco que estaba empotrada en su fachada “Escola de Pàrvuls de Sant Vicent de Paul. 1896”, y cuyo destino se desconoce. EI mismo espacio de Ia capilla de Ia Orden Tercera, una vez trasladado el asilo a su nueva ubicación, se utilizó también como aula de esta escuela en su sección de niños, mientras que Ias niñas quedaban recogidas en este otro pabellón.




NOTAS
(1) Alejandro Ramos, Historia de Elche, 1987, p. 480.
(2) Pedro Ibarra y Ruíz, Historia de Elche, Biblioteca Digital Alicantina de Ia Caja del Mediterráneo
(3) Gaspar Jaén referencia estas fechas como 1563 y 1564, respectivamente
(4) Ibidem, Pedro ibarra, Historia...
(5) Alejandro Ramos, Historia de Elche, 1987, p. 480

(6) Gaspar Jaén, Formació d’una ciutat moderna de grandària mitjana: EIx, 1740-1962, 2017, p. 94
(7) En 1650, se otorga escritura de patronato del Convento por los Marqueses de Elche.
(8) Crónica de 1795. Pedro Ibarra, Conventos de Elche, 1931, p.65
(9) Gaspar Jaén, información contenida en Ia ficha del borrador del Catálogo de Edificios protegidos
(10)  En noviembre de 1893, se guardaban en Ia capilla los faroles de gas, aun cuando el alumbrado público ya era eléctrico, “per fer-los servir si fallaven els elèctrics”.

MATERIAL ADICIONAL

La fotografía que encabeza la entrada se ha tomado de un reportaje de Paco Ciclón

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