lunes, 6 de julio de 2009

Una ciudad para el siglo XXI: El mirador del Palmeral

Se está diseñando la ciudad del siglo XXI si hacemos caso a las noticias: el mirador del Palmeral, la remodelación del Mercado de abastos o del cauce del Vinalopó, el segundo hospital, el tren de alta velocidad, el tranvía, ... todo son proyectos de ejecución a medio y largo plazo que de iniciarse cambiarán radicalmente la imagen de la ciudad. Y esas iniciativas cabe introducirlas en la batalla de la desindustrialización local, de la que también terminaremos hablando por aquí.

Lo primero que llama la atención es que a diferencia de otras ciudades como Valencia, Benidorm o Alicante que han tenido el respaldo de las instituciones autonómicas –otra cosa es que la inversión haya sido productiva: Terra Mítica es un negocio tan ruinoso que los compradores hablan de cesión gratuita libre de cargas– esta ciudad lo debe hacer todo prácticamente en solitario, pagando del erario municipal la mayor parte de proyectos, como si las instituciones autonómicas se hubiesen empeñado en provocar directamente la bancarrota de las cuentas municipales; así se explica (solo en parte) que el Ayuntamiento se plantee la posibilidad de dar entrada a la iniciativa privada en la construcción de guarderías o que haya quien vea rentable construir aquí Hospitales privados ante la racaneria de las dotaciones sanitarias públicas o que la UMH se convierta en un pozo sin fondo para el Presupuesto municipal y en una fuente de problemas urbanísticos y muchas más cosas.

Si una crisis coyuntural no debe afectar demasiado las previsiones de crecimiento y de futuro de una ciudad, hay un aspecto importante a añadir al empeño autonómico de hundir este Ayuntamiento y es el estado de las arcas municipales: con el presupuesto de inversiones paralizado y en permanente control, con el claro retroceso de recaudación que a corto y medio plazo se ve venir y las inevitables consecuencias derivadas de ello (presupuestos restrictivos para el 2010 y dificultades para ejecutar proyectos sin recurrir al endeudamiento), con el nuevo orden de prioridades que inevitablemente debe presidir el gasto público municipal (reducir el déficit, congelar el endeudamiento),... los proyectos de una ciudad para el siglo XXI tienen que ser reconsiderarlos tanto globalmente como de forma individualizada: deben ser necesarios o muy aconsejables, sufragados con recursos propios o procedentes de otras Administraciones sin aumentar la deuda municipal, dilatados o alargada su ejecución en el tiempo para permitir la recuperación económica municipal...).

Citamos casi con carácter urgente el mirador del Palmeral, no por la exposición de los proyectos (se rumorea que ya hay ganador) y porque expresamente se pida la opinión de los ciudadanos, sino porque parece que se pretende ejecutar el proyecto en este mandato o dejarlo tan avanzado que sea imposible no terminarlo.

Dije en su día que no me parece oportuno ni necesario. Se ha ocultado -si alguna vez existió- una fase anterior a la decisión política de hacer el mirador: es posible que no exista otra ciudad con dos Patrimonios de la Humanidad menos aprovechados que los nuestros. El Misteri tiene limitaciones obvias y teniendo en cuenta su carácter estacional podríamos decir incluso que ya está suficientemente exprimido; por el contrario el Palmeral carece de elementos significativos de aprovechamiento. El visitante ­-o el turista que para el caso es lo mismo­- apenas tiene un itinerario y un pequeño “Museo” además del recurso a patear El Parque Municipal o el Huerto del Cura, cosa bastante sufrida por aquí en periodos vacacionales. Total una mañana como mucho; es decir que los atractivos de la ciudad no son suficientes para aconsejar permanencias prolongadas, que es en definitiva lo que se busca para que los Patrimonios redunden en beneficios tangibles. De ahí, creo, el empeño del Ayuntamiento y en especial de su Alcalde por construir un mirador: ampliar los atractivos turísticos del palmeral, vestir una ciudad carente hasta la fecha de construcciones emblemáticas propias de este siglo (como Bilbao o Valencia) y dejar una huella indeleble de su mandato.

Sin embargo situado en el contexto en el que se presenta, el mirador no es una necesidad urbanística ni paisajística ni cultural ni económica: sencillamente no es necesario. La ciudad puede seguir viviendo igual con o sin mirador, exactamente con las mismas virtudes y defectos y con los mismos problemas. Afirmo que no van a venir más turistas ni los que vengan se van a gastar más dinero ni se va a reactivar de modo tangible la economía municipal. Resulta dificilmente asumible la idea de que la presencia del mirador pueda hacer que el modelo de turismo consumista cambie, que pase de una visita sin pernocta a una estancia de varios días.

Todo lo dicho parece apuntar a la prudencia; del acierto en la elección de las alternativas depende que determinado proyecto pueda presentarse como argumento para la continuidad o para el cambio de opción política. Si tanto el PP como Izquierda Unida y equivalentes se empeñan en hacer de la paralización del Mirador una bandera el PSOE podría estar sentando las bases para perder las próximas municipales gracias precisamente a su iniciativa.

En cambio el debate de ideas para aumentar el aprovechamiento del Palmeral y en general los atractivos turísticos de la ciudad requiere a mi criterio una apertura urgente e inmediata y puede favorecer que salgan alternativas interesantes y un modelo de gestión turística superior al actual.

Aplazar la ejecución del mirador puede proporcionar tiempo suficiente para redondear el objetivo y que algo así pueda ser ejecutable a medio o largo plazo, en un contexto distinto. (Seguiremos).

Foto de Wikipedia: Arco Iris en el Palmeral

2 comentarios:

  1. no estoy deacuerdo con la construcción del mirador y me gustaria que nos diesen la opción de poder votarlo a nivel local.

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  2. Grácias por tu comentario marujika. Se rumorea que el jurado se decantará por el proyecto japonés, o sea que de ser cierto, está todo atado, y la exposición de los proyectos es solo un detalle.

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