Mi báscula ya no me soporta

Después de las vacaciones (que han sido gastronómicas sobre todo: el tapeo en Málaga es una delicia y a precios nada exagerados. Como prueba adjunto la imagen, tomada en la taberna “El Pimpi”, una de las recomendables) ha resultado que la báscula no me soporta, a tres meses escasos de la navidad. Además de la capital, que se merece una visita más tranquila, y de algunas ciudades del interior, donde también se tapea de maravilla, me quedaba por ver el litoral hasta el Estrecho. La experiencia ha sido ambivalente: un litoral precioso destrozado por la especulación urbanística, que sentí como si fuera un Benidorm ininterrumpido desde la capital hasta bien pasada Estepona, con una batería de paseos marítimos casi conectados esperando al extranjero o al turista nacional incauto, con ciudades en las que resulta prácticamente imposible encontrar los elementos definitorios de una ciudad: un centro, una plaza mayor, un Ayuntamiento, un Mercado y sobre todo personas de la ciudad, con su forma de ser, sus cosas..., en fin ya se sabía. Se me olvidaba: los burrotaxis (o viceversa) aún funcionan en Mijas.

En compensación he visto las Columnas de Hércules. Más de 15 gabarras y grandes cargueros desfilando cansinamente ante mis ojos en uno y otro sentido ante Gibraltar y Tarifa, ante el Peñón y la Mujer Muerta. He sentido la proximidad física de los continentes, y he entendido lo factible de cruzar el estrecho, tan fácil para las aves y tan fatal para los africanos que se arriesgan casi cada día con las pateras.