CAMINOS IBEROS

lunes, 5 de noviembre de 2012

ILICI en el artículo La vía Augusta en el País Valenciano / Ferran Arasa



El artículo de Ferran Arasa que el lector puede descargar en el enlace de más abajo realiza un balance de los trabajos realizados en los últimos años sobre la vía Augusta a su paso por el País Valenciano. Se revisa la bibliografía más reciente y se estudian algunas cuestiones como su papel en la reorganización territorial de las provincias hispánicas emprendida por el emperador Augusto, las fuentes antiguas que la mencionan, los miliarios, las postas del servicio público de transporte, el trazado del camino, la técnica constructiva empleada y su relación con el parcelario romano y expone de manera resumida una valoración crítica de estas aportaciones con vistas a un mejor conocimiento de la que sin duda fue la mayor obra pública emprendida por el emperador Augusto en las provincias hispánicas.

Para el curioso espectador diré que lo que sigue no es más que un amplio resumen de las principales líneas de exposición en las que se mencionan de forma expresa y literal las partes del articulo de más arriba en las que se cita la Ilici romana. Dado que también se ofrece un enlace de descarga del artículo completo, se omiten las notas que se dedican aquí a meter las reflexiones personales que suscita el trabajo. La subdivisión en epígrafes es mía, la elección de las ilustraciones (salvo el mapa que encabeza la entrada) y los subrayados también.
Que aproveche.

Publicado en: Anas 20-21, Mérida (2008/2009) pp. 335-375

Calzada romana excavada en la piedra
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Donnas_roman_road.jpg

RESUMEN

1.- Ilici y la Via Augusta

 En el País Valenciano el primer trabajo sobre las vías romanas fue la Tesis de Licenciatura de Morote presentada en 1979 y publicada en 2002 sin grandes cambios.
Años después, un artículo de Rosselló en 1992 y un volumen de carácter divulgativo de Arasa y Rosselló en 1995 revisaron la problemática de la red viaria. En los últimos años, Lorenzo de San Román ha estudiado su paso por la comarca del Baix Vinalopó[i] y se han dado a conocer algunos restos conservados en las comarcas del Vinalopó Mitjà y el Bajo Segura.
La vía Augusta es en origen una via militaris, es decir, una vía construida a cargo del erario público por unidades militares. La práctica de confiar en éstas buena parte de las obras públicas era habitual en el mundo romano, y el ejército fue responsable de la construcción de una parte de la red viaria sobre todo a principios del Imperio[ii]
La descripción de Estrabón que veremos más adelante y la presencia del topónimo en miliarios en distintos puntos de su recorrido permiten considerar a la vía Augusta como un solo camino de largo recorrido que se extendía entre el Summus Pyrenaeus y Gades. No deben cambiar esta consideración razones como su extraordinaria longitud, que puedan existir al menos dos capita viarum, que la denominación Via Augusta se haya aplicado a otras vías según sabemos por los miliarios, que figure dividida en varios tramos en los recorridos reunidos por el Itinerario de Antonio o incluso que en el proceso de investigación se haya dividido en los estudios de carácter regional.
 La concreción del trazado de la vía Augusta, que se corresponde en líneas generales con el antiguo camino utilizado durante el periodo tardorrepublicano, estuvo sometido a factores de carácter político que condicionaron su paso por algunas zonas.
 el más importante [cambio en relación al itinerario tardorepublicano] por su longitud– corresponde al tramo que se extiende entre la mansión de Aras, donde debía encontrarse la bifurcación con el Camino de Aníbal, y la ciudad de Castulo situada en el Alto Guadalquivir. Como explica Estrabón, el emperador decidió que en lugar de seguir el viejo camino republicano que atravesaba el Saltus Castulonensis, se desviara por los valles del Vinalopó hacia la llanura litoral donde se encuentran la colonia Ilici y el importante puerto de Carthago Nova. Este cambio en el trazado del eje principal que históricamente había comunicado el NE de la península con su mitad meridional tiene una gran trascendencia de carácter geoestratégico, ya que prolonga un poco más hacia el sur el trayecto litoral del camino y potencia esta ciudad portuaria, además de suponer un amplio rodeo en esta misma dirección hasta unirse con el camino histórico.
Vasos de Vicarello, enumera las postas entre Gades y Roma, con sus distancias.
imagen procedente de. http://www.um.es/cepoat/biblioteca/archivos/pantarei/pantarei23/articulo8.pdf
2.- Las distancias  en el Itinerario de Antonino
 El Itinerarium provinciarum  Augusti es en realidad un compendio de itinerarios con los nombres de las estaciones y las distancias que las separan, A partir de aquí el itinerario sigue el trazado de la vía Augusta por los valles del río Vinalopó, descrito por vez primera pero con algunos errores evidentes en las distancias. Hasta Karthagine Spartaria incluye cuatro postas (Ello, Aspis, Ilici y Thiar), pero en los tres intervalos existentes entre Turres y la colonia Ilici figura la misma distancia (24 mp[iii]) repetida tres veces, o sea 72 mp en total (106,4 km) para un trayecto que no supera los 75 km, algo que puede interpretarse como un error de transmisión. Este trayecto se puede hacer en dos etapas, por lo que una de las postas debe ser realmente una mutatio, posiblemente la última y más próxima a Ilici, o sea, Aspis[iv].
 Los itinerarios citan un total de 25 estaciones de la red viaria romana en el País Valenciano, de las que 15 corresponden a la vía Augusta y el resto al menos a otra vía per loca maritima que tenía su principio y final en aquélla siguiendo la costa entre el río Xúquer y Elx[v]. De las primeras, las ciudades –y por tanto las postas que pueden identificarse con seguridad– son Saguntum, Valentia, Saetabis e Ilici. Las posibilidades de identificar las 11 estaciones restantes son muy limitadas y están sometidas – considerando la falta de documentos epigráficos– a la inseguridad de los criterios topográficos y arqueológicos. Se trata de establecimientos situados en el medio rural, algunos de los cuales posiblemente eran edificaciones aisladas que fueron construidas al mismo tiempo que el camino y formaban parte de la infraestructura del cursus publicus, y otras pudieron construirse en pequeñas aglomeraciones rurales o incluso generaron su desarrollo. Tanto en estos casos como en el de las ciudades, las instalaciones de la posta debieron estar situadas junto al camino. Entre las mencionadas por los itinerarios debía haber postas de carácter oficial, como las existentes en las ciudades citadas e Intibili, Ildum, Sebelaci, Sucro, Statuas, Turres, Ello, Aspis y Thiar
En el País Valenciano, la vía Augusta es el único camino del que los itinerarios dan las distancias entre las estaciones de posta. Según estos documentos, el cómputo total de su trazado por tierras valencianas puede calcularse en unos 275 mp (406,5 km). El carácter aproximado de esta cifra se debe a que, como hemos visto, las distancias que proporcionan éstos no son siempre coincidentes y en algún caso hay errores evidentes como el existente en los valles del Vinalopó. Este hecho ha llevado a algunos autores a interpretaciones forzadas, como es el caso de Blázquez y Delgado y Blázquez Jiménez, que para el tramo entre Turres (La Font de la Figuera) e Ilici –que situaban en Santa Pola– medían con bastante acierto 72 km, pero para que correspondieran con las 72 mp de los itinerarios, deducían la utilización de millas de 1.000 m en este tramo; y la de Morote, que desde Elda hasta Aspe hace dar a la vía una gran vuelta por el oeste del río Vinalopó, que repite más adelante entre Aspe e Ilici por el este, lo que le permite confirmar los 35,5 km que indican los itinerarios entre Ello y Aspis y la misma distancia entre ésta e Ilici.
En el País Valenciano se ha avanzado poco en el conocimiento arqueológico de las postas de la vía Augusta. En relación con las urbanas, en ninguna de las cuatro ciudades con estas instalaciones (Saguntum, Valentia, Saetabis e Ilici) se han encontrado restos que permitan identificarlas con certeza. Posiblemente ocupaban una posición parecida a las postas de las ciudades donde han podido ser estudiadas: dentro del recinto urbano y cerca de una de las puertas de la muralla.
Los segmentos más importantes de este eje siguen los corredores prelitorales y las llanuras litorales no únicamente por las condiciones topográficas idóneas para su paso, sino sobre todo porque es en ellos donde se encuentran los centros que generan los principales flujos y caminos. Desde este punto de vista, es significativo el hecho de que las dos únicas fundaciones coloniales romanas (Valentia e Ilici) se encuentren en dos importantes unidades morfológicas –la llanura valenciana en sentido amplio y la depresión del Segura-Vinalopó– que constituyen los más extensos espacios útiles en las comunicaciones regionales e interregionales. Estas ciudades, junto con los núcleos preexistentes de Saguntum y Saetabis, constituirán los pivotes sobre los que se trazará el eje principal, prefigurado en el periodo republicano y constituido al principio del Imperio por la vía Augusta. Su trazado aprovecha una parte considerable de estos corredores naturales: el prelitoral de Sant Mateu, los litorales de la Plana de Castelló, l’Horta de València y el Baix Vinalopó, y los interiores de Xàtiva y el Vinalopó.
 Este eje aparece mencionado de manera indirecta en algunas noticias del periodo republicano. En un primer momento se trata de los desplazamientos de los ejércitos en la segunda guerra púnica, y más tarde contra los mismos pueblos ibéricos rebelados, que permiten considerar la existencia de caminos transitables de largo recorrido. En los últimos años, diversas intervenciones han permitido comprobar la existencia de una mínima infraestructura viaria prerromana de la que en parte pudieron beneficiarse los conquistadoresHasta el momento no hay evidencias del trazado de la vía republicana por tierras valencianas. En esta época el trazado del eje principal que permitía las comunicaciones con la Bética debía atravesar el País Valenciano entre el río Sénia y el municipio de La Font de la Figuera, como más adelante lo hará la vía Augusta. La vía pasaba con seguridad por las ciudades de Saguntum, Valentia y Saetabis, mientras que Ilici quedaba fuera del itinerario principal hacia el valle del Guadalquivir. Sabemos por la cita de Estrabón antes mencionada que el camino anterior a la construcción de la vía Augusta seguía por Albacete hacia Sierra Morena; éste se corresponde sin duda con la vía republicana, el camino tradicional hacia Andalucía. Con ello, el geógrafo griego confirma que el viejo camino republicano transcurría entre Dertosa y Saitabi y su trazado se había seguido en la construcción de la vía Augusta, y que sólo después de pasar esta ciudad se había construido uno nuevo que volvía a la costa por Ilici y seguía hasta Carthago Nova. Por otra parte, es posible que este nuevo tramo que discurre por los valles del Vinalopó tuviera antecedentes ibéricos[vi] y ya estuviera en uso durante el periodo republicano como una vía de enlace desde la costa con la entonces ruta principal, el llamado Camino de Aníbal.
Columna Trajana en Roma. Construcción de una Vía por legionarios
http://www.pedresdegirona.com/Castella/separata_augusta_1_es.htm

3.- La Vía en el Baix Vinalopó y detalles constructivos
 Según el modus operandi de los ingenieros romanos, la planificación del trazado de la vía Augusta debió hacerse de ciudad a ciudad, eligiendo el corredor que permitía una mejor comunicación, que contaba con pendientes suaves, no comportaba grandes gastos y permitía mantener frecuentemente la línea recta. Entre los rasgos que pueden señalarse en los tramos de la vía bien conservados e identificados indubitadamente, donde ésta se ha convertido en un elemento fósil del paisaje, destaca el de su trazado claramente rectilíneo, con independencia de que el terreno que atraviese sea llano o ligeramente accidentado, con accidentes orográficos poco importantes, como lomas o vaguadas, y fluviales como barrancos. En relación con su carácter estratégico, este es uno de los rasgos más destacados de las vías romanas, como ya señalara Saavedra y se ha destacado repetidamente en la bibliografía. Las largas alineaciones son muy conocidas en vías bien estudiadas: los más de 90 km de la vía Apia entre Roma y Tarracina, o los 55 km de la vía Aurelia entre Centum Cellae y Forum Aurelii.
 Estas largas trazas rectilíneas exigen frecuentemente la excavación de trincheras para disminuir el desnivel  Un trazado similar se observa en el camino de acceso a La Font de la Figuera (Valencia), donde se conserva una traza rectilínea de 1,5 km de longitud. Hacia el SW, cuando la vía gira hacia el sur para seguir el curso del río Vinalopó, el tramo excavado en Villena adopta un trazado rectilíneo que debió mantenerse, con los necesarios cambios de dirección condicionados por la orografía, a lo largo de los valles que constituyen esta comarca hasta las proximidades de Elche. En la centuriación estudiada en el territorio de la colonia Ilici, el kardo maximus está representado en su parte mejor conservada por el Camí de l’Alborrocat[vii], que presenta una orientación NNE-SSW y puede seguirse en un tramo rectilíneo de 2,7 km que transcurre por el lado este de L’Alcúdia, en la zona donde se conserva una mayor densidad de trazas de la centuriación.
Al sur de la colonia Ilici, Sillières señala la posible existencia de restos de un puente sobre el río Vinalopó a unos 20 m más abajo del puente moderno de la carretera CV-855, donde pudo ver algunos sillares que podían corresponder al estribo de un antiguo puente. Si nos ceñimos al trazado de la vía Augusta, no hay un solo puente considerado incuestionablemente romano. Esta escasez de puentes en el tramo valenciano de la vía resulta extraña tanto por la importancia de la misma –construida por iniciativa imperial–, como por la presencia de ciudades en la orilla misma de algunos ríos (Saguntum y Valentia), lo que podría haber justificado su construcción mediante diferentes fuentes de financiación. Este hecho puede deberse a dos razones: la primera es que la mayor parte de los cursos fluviales son poco importantes y de carácter estacional, lo que permite atravesarlos mediante un vado y ahorrarse las costosas obras que supone la construcción de un puente; y la segunda es que, habiendo podido existir estas obras en los casos de los ríos más importantes o próximos a ciudades como el Palancia, Turia, Xúquer y Segura, sus restos pueden haber desaparecido por efecto de las fuertes avenidas que éstos experimentan ocasionalmente en otoño.
 La vía atravesaba la mayor parte de los cursos fluviales mediante vados:  el río Vinalopó en las proximidades de Elda y posiblemente al sur de la colonia ilicitana; tal vez el río Segura a la altura de Rojales; la rambla de San Ginés en la Dehesa de Campoamor, donde se ubica la mansio Thiar, y el río Seco en el Pilar de la Horadada. Así pues, los vados parecen haber sido la forma más frecuente de atravesar estos accidentes, a pesar del escepticismo mostrado por algunos autores en relación con su existencia.
 Otro aspecto destacado de las vías es su anchura, que varía en función de su importancia y de las características de la zona por donde pasan. En general son más anchas en las proximidades de las ciudades que en el medio rural, por donde es suficiente una anchura que permita el paso de dos carros en sentido contrario, como especifica Procopio (I, 14). Su anchura no suele ser menor de 4,2 m, incluso en aquellos lugares más lejanos y desolados, y puede llegar a ser mayor en los tramos con más tráfico.
Anchuras de 4 a 6 m son normales en tramos alejados de las ciudades en vías importantes. En la partida de Ferriol (Elx), en un punto donde se concentra un importante número de trazas de caminos antiguos, una pequeña cresta rocosa está rebajada y forma una reducida trinchera de 5,4 m de anchura en la que se ve una rodada poco marcada, que podría corresponder a la vía Augusta.

4.- La centuriatio[viii]
Finalmente, la centuriación de Ilici (Elx, Alicante) estudiada inicialmente por Gonzálvez Pérez es la más espectacular del País Valenciano por su extensión y nivel de conservación. Este autor le calculó una superficie de 225 centurias (11.340 ha) e identificó el kardo con una calle de la población y la carretera de Dolores hasta L'Alcúdia, donde se encuentra el yacimiento. La restitución inicial fue criticada por Corzo, quien corrigió la orientación. Posteriormente, Gorges dio por buenas ambas propuestas y las puso en relación con dos asentamientos coloniales consecutivos, uno de César y otro de Augusto. La revisión efectuada por Gurt, Lanuza y Palet confirma la propuesta de Gozálvez, fija una orientación de 7,5º E, establece un módulo canónico de 710 m y considera posible una extensión mayor que la indicada por aquél, desde la sierra hasta la albufera, ocupando todo el llano de Elx. Posteriormente ha sido revisada de nuevo por González Villaescusa, quien modifica ligeramente la orientación a 8º E y propone una mayor extensión de la superficie parcelada hacia el norte por las sierras que delimitan la llanura litoral. En cuanto a las relaciones morfológicas entre la ciudad y el parcelario, la colonia se localiza aproximadamente en el centro de la pertica, aunque las orientaciones son diferentes, hecho que puede explicarse porque centuriatio y trama urbana no nacen simultáneamente en el tiempo. Sin embargo, ambas estructuras no se organizan de forma independiente, ya que la ciudad ocupa aproximadamente el espacio de media centuria. Aunque ninguno de los trabajos recientes aborda la cuestión de la identificación de la vía Augusta y su relación con la trama parcelaria, Gurt, Lanuza y Palet destacan la presencia de una traza (6b) que define un itinerario (6) con el que ésta podría identificarse. Se trata de El Camí de l’Alborrocat, que pasa por el este de la ciudad y acaba uniéndose con la carretera CV- 855, y puede corresponder al kardo de la centuriación y a la misma vía.




[ii] Esta afirmación fundamental, aunque conocida por resultar habitual en la construcción de las vías imperiales, tiene consecuencias importantes: está hecha por militares y su objetivo esencial es también facilitar el rápido deslazamiento de las tropas romanas. Por otra parte la erección de la vía también supone reparto de tierras y transformación de los legionarios en colonos, siendo una relación directa y también reconocida. De todas formas el elemento esencial es el siguiente: Si una de las características materiales de los caminos íberos es que son de un solo sentido (con “apartaderos”  en algunos lugares para permitir el cruce de carros), con roderas encajadas en la roca allí donde es posible y una “caja” a su vez excavada (que en general se adapta al ancho del carro y la carga allí donde es necesario) y solo pueden circular carros con un solo animal o un tiro en reata, (generalmente bueyes) su reutilización por los romanos es más que problemática sin una profunda transformación.  Los romanos aportan la generalización de la yunta, más eficaz, las vías que erigen tienen dos sentidos y en general establecen un sistema de comunicaciones que se prolongará con el tiempo hasta el extremo de que en esencia sigue vigente hoy en día; en consecuencia las rutas íbericas son radicalmente transformadas cuando se reutilizan o permanecen en desuso hasta nuestros días, lo que explica la existencia de tramos intocados, precisamente aquellos en los que era difícil por diversas causas la reutilización. Existen suficientes ejemplos de lo dicho, memorias de excavación como consecuencia de obras públicas que han sacado a la luz vías romanas y caminos íberos casi paralelos en un corto espacio. 
Los caminos íberos que he visto en el Bajo Vinalopó mantienen además una serie de características adicionales de incompatibilidad con el sistema romano: se ejecutan muy próximos al lecho de los valles y barrancos, se adaptan a las curvas que siguen las corrientes de agua y los obstáculos del camino. Los romanos sobreelevan los caminos y siempre que es posible usan la línea recta como esquema constructivo.

[iii] Mp: Mille passum, unidad de medida romana

[iv] Lo que el autor propone es sencillamente una reinterpretación del itinerario de Antonino. Diversos autores han extraído conclusiones también diversas de las distancias mencionadas, cabe señalar como ejemplos significativos a añadir a lo que más adelante se afirma, que la atribución de Ilici a Alicante, antes de Aureliano Ibarra tenía en las distancias un argumento notable; además se debe mencionar al Conde de Lumiares que ubicaba la Ilici romana en la sierra del Molar (lugar sobre el que coincide la distancia y abundantes restos arqueológicos). La ventaja de la hipótesis de Arasa, bastante consistente a mi criterio, es que simplifica el problema y hace el itinerario resultante más creíble; la desventaja es que por apartarse de una fuente histórica que en otros tramos ha demostrado su bondad, obliga a encontrar restos materiales que sitúen el tramo en el mapa.

[v] La zona de Ilici se convierte así en el punto de confluencia de ambos itinerarios lo que complica el problema ya que hablando en términos estrictos habría que encontrar restos arqueológicos de dos viarios romanos sobre el territorio. Si a él unimos la calzada que debió comunicar Ilici y el Portus, las variantes y caminos locales, tenemos un panorama que no está en absoluto refrendado por la arqueología: no hay restos arqueológicos de vías en la comarca.

[vi] Los restos de caminos íberos encontrados en el Baix Vinalopó apuntan mayoritariamente en esa dirección. A fecha de hoy hay inventariados o en proceso al menos 6 restos de caminos repartidos por el Norte de la comarca y al menos otro documentado en el Sur (El Molar)

[vii] De nuevo una propuesta diferente pues la mayoría de autores proponen la actual carretera de Dolores como Cardus Maximus (Gozalvez, Ramos...) no sin cierto apoyo arqueológico: Alejandro Ramos en su Mapa arqueológico del término municipal de Elche abunda en indicios.  Los últimos datos parecen confirmar la hipótesis del Camí de l’Alborrocat aunque no he tenido acceso a la Memoria de las excavaciones en proceso a lo largo de su trazado; no obstante cada vez me parece más necesario que las tierras colindantes al yacimiento sean expropiadas y excavadas para aflorar, estudiar y en su caso exponer los restos de la ciudad romana que yacen  debajo de los campos de cultivo.

[viii] Numerosos trabajos son cita obligada aquí, algunos disponibles en digital. 
De la importancia de la centuriatio ilicitana se habla en este enlace cuya lectura atenta recomiendo:
Y también:

La sortitio de Ilici.Del documento epigráfico al paisaje histórico / MARC Mayer yOriol Olesti



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