miércoles, 4 de noviembre de 2009

Ciencia ficción literaria


Siempre es interesante leer a Houellebecq. Pese a su mala fama o precisamente por ello, primero como autor novel rupturista y después como autor consagrado fiel a su vitola de generador de polémicas diversas especializado en dudar sistemáticamente de cualquier resto del bagaje político de la revolución del 68. Así pues estamos ante un heterodoxo y una obra atípica para ser lectura de verano (cayó en agosto) pero que le vamos a hacer si el Papyre estaba de viaje. Sin llegar a ser una novela de ideas aborda motivos centrales de nuestra civilización: la clonación humana, el sexo (es casi pornográfica a veces), la inmortalidad, el racismo, las sectas, etc. El mejor resumen que se me ocurre es el de un buen batiburrillo de ideas no siempre acertadas. Como alguno de sus puntos de vista se muestran desprovistos de argumentos, metidos en la trama de la novela e incluso como observación marginal, el lector no tiene más remedio que distanciarse y buscar los motivos de las dudas que ha generado. Te hace pensar sin que el entretenimiento se resienta y esa cualidad accesible solo a los mejores, se agradece. De todas formas me interesa como muestra de las posibilidades del género, como recurso para decir lo que se piensa, en este caso presentando un amplio desarrollo temporal a través de las sucesivas encarnaciones de un mismo personaje, lo que le permite exponer alguno de sus puntos de vista sin las ataduras de un ensayo. Por cierto si alguien está dispuesto a hacerse una idea rápida puede consultar con provecho el material de wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Michel_Houellebecq en especial los enlaces externos.
Decir además que aparece con frecuencia el litoral almeriense donde reside, en especial Monsul, una de las playas más hermosas del sur de la península por donde recalo en ocasiones, siempre menos de las que quisiera.

Imagen procedente de http://www.rockatradio.com





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